Nuestra ciudad, como muchas otras del país, no es ajena a la llegada de grupos migrantes luego de la Segunda Guerra Mundial. En general, se relatan historias “de sufrimiento y de esforzados europeos que vinieron a trabajar duro a América”. Pero, dentro de la migración europea que llegó a Argentina, también se encontraban numerosos miembros del Partido Nazi y colaboradores de los nazis en los países ocupados.
La ocupación nazi de Bélgica se inicia en mayo de 1940 y dura hasta febrero de 1945 dejando 40.000 belgas asesinados, muchos de ellos de origen judío y una parte importante de los miembros de la resistencia a la invasión nazi.
Mientras muchísimos belgas se organizaban heroicamente para resistir a la barbarie de los nazis muchos otros conformaron un gobierno en apoyo a estos y colaboraron con el Holocausto.
En esta investigación histórica de la Agencia de Noticias “La Barriada” nos ocuparemos de dos colaboracionistas nazis que tuvieron estrecho vínculo con nuestra ciudad: León Friant y Charles Sys.
En Florencio Varela todavía circulan historias del boxeador belga nombrado Charles Sys (en realidad su verdadero nombre fue Karel Sys). Este joven boxeador peso pesado, nacido en 1914 en Ostende (Bélgica), fue parte de los colaboracionistas belgas del Holocausto y a partir de sus éxitos deportivos recorrió Alemania y otros países de Europa como “el boxeador de Hitler”.
Con la caída del régimen nazi y la salida a la luz del brutal Holocausto, Charles Sys (como tantos otros) fue investigado y, en este caso, condenado por colaborador pero, antes de poder cumplir condena, huyó a la España gobernada por el Fascista Francisco Franco para luego llegar a Argentina en marzo de 1949.
Nuestra pequeña comunidad belga lo recibió con los brazos abiertos y por ello pudo dedicarse durante mucho tiempo al boxeo. Su pelea más recordada fue con el campeón norteamericano Archie Moore. Vivió apaciblemente muchos años en nuestro distrito en la casona de la Familia Baeck (también belga), ubicada en Quintana N° 39 y lejos de las condenas judiciales y el repudio de los sobrevivientes en su país de origen. En esa pequeña (pero monolítica) comunidad belga compartía el gusto por el box con otro ex boxeador (de categoría medio mediano y tornero de profesión), Walter Vanderbroele. Éste último es muy recordado por algunos parroquianos porque “cuando se pasaba de copas” en los bares sacaba a relucir sus ideas nazis y reivindicaba el Holocausto. Podríamos decir, en un análisis sencillo, que las familias belgas desconocían el pasado de Charles Sys o que, por solo tener relaciones sociales, no lo creían nazi.
Sin embargo, entra en escena un personaje de otro peso entre los colaboracionistas durante la toma nazi: León Friant quien, hasta su muerte, estuvo estrechamente ligado a la comunidad belga del partido varelense. Nació en la región de Flandes en 1908 y fue un miembro activo del grupo de belgas que apoyó la ocupación nazi de Bélgica y participó del exterminio físico de los 40.000 compatriotas. El 17 de septiembre de 1946 este personaje de origen flamenco (el grupo étnico con mayor poder político y económico en el país) escapó junto a un importante grupo desde el puerto de Génova (Italia), a través de la denominada “ruta de las ratas”, por dónde llegaron al país los jerarcas nazis Eichmann, Borman, Mengele y otros tantos. En Bélgica, también, había sido condenado a 15 años de prisión por su rol de colaborador. Teniendo en cuenta la pena es que no se lo podría situar en un rol menor, desde ya.
Quizás cuando esta nota trascienda habrá voces que dirán que fueron “errores de juventud” o que “no pudo evitar ser parte del proceso nazi en su país” pero un dato desmentirá las afirmaciones: Friant, en el mismo barco, viajó con tres belgas nazis condenados a muerte. Se trata de los hermanos Bytebier Hugo, Gerardo y Miguel José. Y la relación de León Friant no era solo política con los tres hermanos condenados a morir sino que, además, se había casado en segundas nupcias con la hermana de ellos: Freda Bytebier. Hugo Bytebier fue un estrecho colaborador y amigo de Adolf Eichmann (el arquitecto del genocidio nazi que fue secuestrado en Argentina por servicios de inteligencia israelíes y condenado a la horca en Israel).
El grupo de los hermanos Bytebier, León Friant, Gerard Blaton y André Baert (entre otros belgas nazis) siguió trabajando en dos frentes: por un lado seguir negando el Holocausto y, por el otro, lograr cerrar sus causas en Bélgica al calor del poder que iban adquiriendo los partidos de derecha, de origen flamenco, en dicho país. Esta agrupación de nazis colaboracionistas, entre 1940 y 1945, estuvieron bajo la órbita de las SS (el batallón más sanguinario de la Alemania nazi) y, no es menor que, León Friant nunca renegó de su rol en las acciones nazis y siguió frecuentando los círculos de ultraderecha de Buenos Aires junto a su cuñado Hugo Bytebier.
Ahora bien, en 1976 cuando León Friant, y otros belgas, logran que el gobierno de su país de nacimiento deje sin efectos sus condenas decide tramitar su pasaporte para visitar Francia, Bélgica y Holanda siendo Hugo Baeck la persona que pone como “referencia”. Posteriormente, el 10 de septiembre de 1982, renueva su cédula de identidad argentina y pone como referencia a Raimundo Baeck. Ambos personajes referenciales son de la familia mencionada más arriba que vivían en la casona de la calle Quintana y que, “casual y llamativamente”, también acogió al boxeador Charles Sys: “el boxeador de Hitler”. Por último, cuando sacó su pasaporte duplicado para realizar su viaje final a Bélgica (en 1996) el nuevo ciudadano que puso como referencia fue Mauricio Seynaebe, otro varelense más de nacionalidad belga.
La comunidad belga de nuestra localidad es pequeña. Está compuesta por no más de una veintena de familias donde históricamente todos se conocen en detalle y, por lo tanto, no podían desconocer el pasado de León Friant y Charles Sys o Karel Sys. Se presume entonces que, por lo menos, una parte significativa compartía las ideas de estos colaboracionistas belgas con el régimen nazi.
Por supuesto no creemos que la historia sea lineal ni que las ideas nazis se hereden por una cuestión genética ni étnica pero, sí es sabido que, las nefastas ideologías dictatoriales y genocidas pueden peligrosamente volver a gestarse y reproducirse, a través de ciertos grupos de ciudadanos, sí no tenemos memoria y sí no buscamos la verdad, incluso; con respecto a este tipo de criminales que migraron a nuestro país. Así, en una de las empresas impulsadas por capitales belgas en Varela (llamada F.I.F.A al comienzo y luego AGFA GEVAERT S.A.) durante la última dictadura argentina se llevó adelante la persecución y asesinato de la comisión interna de dicha fábrica.
¡Es urgente revertir el hecho de que nunca se escuchó públicamente una mirada crítica de la comunidad belga local sobre los colaboracionistas belgas que protegieron ni sobre la represión en AGFA GEVAERT!.
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