FLORENCIO VARELA: DE LA DISTRIBUCION DE DROGAS A LA CONSTRUCCION DEL CENTRO COMUNITARIO

A comienzos del 2015 inicia sus actividades en el asentamiento 9 de julio en Florencio Varela un nuevo corralón de materiales de construcción, pero resultó ser un lugar de distribución de drogas.

Este barrio está  pegado a la conocida y polémica pista de aterrizaje de avionetas detrás del arroyo “Las Piedras” sobre tierras municipales dónde las familias trabajadoras día a día y con mucho esfuerzo construyen las casas.

El corralón empieza a ser importante en la vida del creciente barrio, era un poco más caro pero la cercanía permitía que los pedidos estén más a mano, los dueños eran personas de la Villa de Barracas de la Ciudad Autonoma de Buenos Aires.

Al poco tiempo los rumores empezaban a transitar por el barrio, un muchacho que hacía trabajado de camionero en el corralón relato a otros pibes que además de materiales de construcción distribuían drogas a vendedores del narcomenudeo que crecía con diversos puntos de venta en la zona.

El rumor ya circulaba como dato cierto y los pibes del barrio que habían caído en el consumo veían en los camiones que circulaban la posibilidad de acceder a las drogas lo cual derivo en algunos hechos violentos con los dueños del negocio ilegal.

Años atrás cuando el predio era deposito de Vehículos robados

En los primeros meses del 2016 la situación se ponía cada vez más compleja, entre los pibes del barrio y los dueños del corralón, pero también había un enorme cansancio de las familias de la zona, hasta que un día se desataron los hechos de violencia que destruyeron el corralón y quemaron varios vehículos.

El lugar quedó abandonado y empezó a ser usado para llevar autos robados que eran desarmados y luego quemados, lo cual también era una actividad que ponía  en riesgo a los pibes del lugar.

A unos cuadras en junio de 1995 había empezado a funcionar el Centro Comunitario Los Pitufos que integra la Red de Organizaciones Comunitarias Monseñor Enrique Angelelli, dónde muchos pibes y muchas pibas habían transcurrido años de su vida.

El cansancio de un grupo de mujeres del barrio, los pibes y pibas criados en el Centro Los Pitufos, la creciente venta de drogas y el uso de los pibes para el robo de autos, hizo que se contacten con miembros de la Red Angelelli para que ver qué hacer con el lugar.

El 29 de septiembre del 2016 ese grupo de mujeres y algunos miembros de la Red Angelelli empezaron la tarea de limpieza del lugar que acumulaba decenas de carretillas de basura y 17 vehículos prendidos fuego, la primer tarea fue cerrar el lugar que estaba en malas condiciones.

Los pibes y pibas y algunos adultos cuidaban que puedan trabajar en el lugar, esas mujeres decidieron que el naciente espacio comunitario se llamaría El Refugio de Los Niños y ahí empezó la historia.

En esos días complejos la policía a cargo del Jefe Distrital Roberto Mongelos, actual Secretario de Seguridad del Municipio los dejó en absoluta soledad incluso el día que volvieron a recuperar el lugar los que distribuían drogas, las decisión de las mujeres obligó a que por primera vez la policía intervenga y los lleve detenidos a los distribuidores a la comisaría.

Nunca se sabra si no volvieron más porque entendieron que el barrio no lo iba a permitir, o simplemente los cambiaron de barrio desde algún sector de la policía.

Vecinos y vecinas limpiando el lugar para crear el espacio comunitario

Ya el barrio tenía el lugar, una estructura importante pero hacía falta dinero para poder transformarlo en un espacio digno para los pibes y pibas, el creciente barrio lo precisaba no había ningún espacio comunitario en el asentamiento.

La realidad que se vivía en la zona de violencia y venta de drogas hizo que las familias lo hicieran público en medios nacionales, en mayo del 2017 se gestionó ante la Fundación del Banco de la Provincia de Buenos Aires un subsidio y empezó a construirse un lugar digno para los pibes y pibas.

Estaba quedando atrás el corralón, una modalidad extendida en barrios populares como fachada para distribuir drogas y nacía un nuevo espacio de vida para la comunidad.

Durante más de un año se construyó el lugar que empezó a ser un espacio digno hasta su finalización a fines del 2018, el sueño de esas valientes mujeres era una realidad.

Hoy esa estructura destruida paso a ser un espacio cálido lleno de pibes y pibas dónde mujeres comprometidas defienden su barrio.

El Refugio de los Niños es hoy una referencia de como las comunidades desde abajo con lucha y organización pueden desplazar al narcomenudeo y cambiar la historia en sus pequeños mundos. Como dijo Eduardo Galeano “No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tanta pasión que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca se enciende”. 

Fotos: Red Angelelli


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