DE LAS CARPAS A LOS LOTEOS SOCIALES CON LUCHA Y ORGANIZACIÓN

El día 6 de junio de 2011 no fue un día más para muchas familias jóvenes de la zona norte del distrito. Ese día, cansadas de esperar que los gobiernos Nacionales, Provinciales y municipales cumplan con lo establecido en la Constitución nacional y provincial sobre garantizar el acceso a la vivienda, decidieron tomar un predio nacional en el barrio El Triángulo de Don José .
La respuesta inmediata del gobierno municipal fue impulsar ante la justicia el desalojo de las familias que está vez no aceptaron volver a los precarios lugares donde vivían sino que decidieron luchar instalando carpas en la arboleda del barrio Agustín Ramírez. Así comenzaba una lucha heroica por el acceso a la vivienda digna.
En Florencio Varela, era común por ese entonces que se iniciaran planes de viviendas que luego quedaban paralizados y que las promesas de loteos sociales no se concretaban .
Un grupo de familias, en su mayoría parejas jóvenes de nuestra ciudad, decidieron organizarse para luchar frente a un estado que la única respuesta que daban era “hay que anotarse en el plan de viviendas” dónde ya había más de 40.000 familias anotadas. La decisión de organizarse, el acompañamiento de Jorge González Párroco de San Cayetano y del Espacio de Tierras Agustín Ramírez fue dando forma a la incipiente organización.
Desde el inicio, la apuesta del gobierno de Julio Pereyra fue que la organización de las jóvenes familias se desgastara y que el frío del invierno haga su parte, para sumir una vez más en la desesperanza a las familias.
El Secretario de Desarrollo Social de Florencio Varela, Alejandro Bagatto y los punteros políticos de la zona encabezados por el Viejo Mena hicieron todo lo posible para romper o dividir la lucha. Mena fue un personaje clave en la estrategia: era un puntero con antecedentes penales por homicidio llegado de Lanús que, rápidamente por la decisión política del PJ Local, comandaba el espacio político en la zona .
Fueron meses difíciles dónde el crudo invierno, las vidas llenas de dificultades y la intención del municipio de no dar respuesta a quienes decidían luchar por la tierra, hacían parecer que la derrota estaba asegurada.
Ese valiente grupo de familias a través de protestas diversas y una enorme voluntad de conseguir su techo transitaron con dignidad esos difíciles meses de censos interminables , propuestas mentirosas y presiones intolerables, día a día la organización de delegadas y delegados se fortalecía.
En la madrugada del 11 de diciembre del 2011 apareció asesinado Carlos Gabriel “el pelado” Fretes en un descampado de Almirante Brown y estalló la furia de los jóvenes del barrio. El responsable de la muerte era el Viejo Mena, el referente del PJ que había inundado de cocaína el barrio.
A partir de ese momento la comisión de delegados y las familias sumaron una nueva lucha; exigir justicia por el Pelado Fretes.
Esas familias jóvenes de repente estaban dando una enorme batalla, no solo por el derecho a la vivienda digna, sino también contra las tramas mafiosas de la ciudad y un estado municipal cómplice e insensible.
En febrero del 2012 fueron detenidos el Viejo Mena y Santiago Mont, los asesinos del pelado y las discusiones con el municipio empezaban a dar resultados positivos.
La comisión de delegados acordó aceptar los loteos sociales en tres barrios: El Rocío (20 lotes), los Pilares (68 lotes) y La Carolina (15 lotes). El loteo de la Carolina generó dudas entre las familias porque estaban pegados a un arroyo; los que dudaron tenían razón ya que esos lotes eran inundables y debieron ser reubicados.
Un año después de iniciada la lucha, en julio del 2012, comenzaron a mudar a las familias a los tres barrios designados siendo el último grupo el de los Pilares, el 13 de Julio, en la mesa de discusión entre las familias y el municipio se logró conseguir materiales para la autoconstrucción y una cooperativa por grupo de familia. Fue la organización de las familias lo que logró que el estado cumpla su rol de garantizar el acceso a la vivienda digna.
Ya se cumplieron 11 años de que las familias lograron el acceso a la tierra, la gran mayoría sigue viviendo en sus lotes, construyeron sus casas, muchxs de ellxs participan en experiencias comunitarias y la gran mayoría logró construir una vida digna.
Esta experiencia de lucha por una vivienda y una vida digna dejó al descubierto que la política de acceso al hábitat municipal no tiene los recursos ni la voluntad necesarios, que lxs funcionarixs que intentaron resolver la problemática chocaron con las miserables decisiones políticas de Julio Pereyra, pero también dejó en evidencia que la lucha y la organización dió sus frutos.


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