DE LA CONSTRUCCIÓN DEL PODER A LA DECADENCIA MAFIOSA.

Corría el año 1991 y en Florencio Varela gobernaba Julio Carpinetti, quien se autoproclamaba víctima de la dictadura y, a su vez, con relaciones políticas que ponían en duda esa autopercepción.

En el aparato político del Partido Justicialista que conducía Julio Carpinetti militaba el  ex trabajador telefónico Julio Pereyra, obediente y predispuesto a soportar los destratos del conductor. El 28 de febrero de 1991 Julio Pereyra quien había sido elegido primer concejal en la lista encabezada por Carpinetti, asume de intendente ante la licencia de este, hasta ahí el joven político recibía órdenes y no mostraba atisbos de rebelión.

En mayo de 1992 Julio Carpinetti es designado por el Gobernador Eduardo Duhalde  como responsable del Ente del Conurbano, un millonario fondo acordado con Carlos Menem que era Presidente. Julio Prereyra es electo Intendente en las urnas por primera vez y aquí cambia la historia de Florencio Varela.

En ese momento Pereyra comienza a construir su grupo de poder, entre quienes se destacaban el ex dirigente de Montoneros Carlos Kunkel (hasta ese momento era director de legales del municipio), Graciela Gianettassio (era senadora Duhaldista), Luis Genoud (un abogado dirigente del PJ al cual sobrevivientes de la dictadura llamaban “la traición”). Alli es donde nace el grupo que domina el sistema político varelense hasta nuestros días.

Rápidamente Kunkel y Genoud ocupan cargos en el municipio, este último, representante de los intereses del poder local expresado en un conjunto de familias, le garantiza al nuevo intendente compartir las mesas del poder a cambio de numerosos favores. Este acuerdo es clave porque define el norte ideológico del peronismo varelense: los beneficios importantes son para las familias poderosas y las migajas  para las barriadas populares…es decir  un peronismo conservador. El rol de Graciela Gianettassio, Duhaldista desde siempre, era garantizar los recursos de la provincia y el apoyo del gobernador Eduardo Duhalde.

El proyecto tenía a Carlos Kunkel cómo socio menor de ese cuarteto que lentamente domesticaba el aparato del PJ local y consolidaba un modelo cada vez más conservador y corrupto.

Este proceso tiene datos que muestran cómo desde el comienzo la financiación de la estructura política y las vidas personales de un grupo de jerarcas se sostenía con el saqueo de fondos públicos, tal como lo demuestra la causa “La Voz del Campo” o los escándalos en el Consejo Escolar Varelense.

Otro dato significativo es que más de 30 jefes policiales  se incorporaron cómo funcionarios desde la llegada de Julio Pereyra al poder en 1993. Podemos sumar como el cuarteto y un puñado de fieles empezaron a amasar fortunas inexplicables.

La distribución de roles fortalece el aparato cada día más conservador, autoritario y corrupto. A partir del 2002 se vive el momento de mayor poder político de “La Cooperativa”: Julio Pereyra es intendente además de conductor del aparato,  Luis Genoud llega a Miembro de la Corte Suprema de Justicia y Graciela Gianettassio es electa vicegobernadora en el 2003; y con la asuncion de Nestor kirchner como presidente Carlos Kunkel asume como Subsecretario General de la Presidencia

La ambición del cuarteto tiene un golpe de suerte en el 2003, cuando Néstor Kirchner llega a Presidente y su compañero de facultad se transforma en miembro del grupo Calafate, es la hora de Carlos Kunkel, que en el 2003 asume como Subsecretario General de la Presidencia de la Nación.

Desde el 2002 hasta el 2008 se vive un periodo dónde “La Cooperativa” amplía su poder a través de grandes obras públicas, la creación de la Universidad Nacional Arturo Jauretche, el Hospital Néstor Kirchner, la formación del poder judicial local, todo acompañado de un discurso poético de la defensa de los derechos humanos.

Alrededor del 2008, nuevos actores aparecen en el entorno a la figura de Julio Pereyra, uno de ellos el ex preso y secuestrador en la dictadura, Francisco “Chicho” Basile y el otro es Daniel González, el nuevo cajero. De esta manera el poder conservador amplia la caja económica y el horizonte político. En esos años Florencio Varela vive como nunca el incremento de la venta de drogas, el aumento de la violencia y aparece un nuevo argumento para justificar una nueva mafia local:  «no hay que dejar el negocio de la droga en manos de gente de afuera, sobre todo los peruanos».

El personaje más importante, al que las fuerzas policiales llaman «El Jefe” es Luis Genoud, quien  se transformó en el garante de la impunidad, presionando a funcionarios judiciales cuando fuese necesario, para que no prosperen investigaciones y por otro lado repartir jugosos contratos entre las familias importantes.

Los últimos años estamos viendo la degradación de un sistema político que no hace asco a cualquier financiamiento, redes de prostitución, loteos truchos, tosqueras ilegales, obra pública, protección a redes de narcotráfico locales.

El paso del tiempo está dejando solo a Julio Pereyra en el ejercicio del poder. fallecida Gianettassio, con problemas de salud Kunkel y Genoud solo queda un grupo de mafiosos de diferente escala dispuestos a ir por el botín.

Julio Pereyra cuenta con 71 años y no está dispuesto a que Andrés Watson sea su sucesor, sigue fortaleciendo la vieja guardia política, tenemos por delante momentos muy difíciles, es el fin de una época conservadora, corrupta, impune, pero lo que viene puede ser la cooptación del estado por parte de las mafias.

Julio Pereyra, Luis Genoud, Graciela Gianettassio y Carlos Kunkel son los responsables de haber transformado la política de Florencio Varela, en el caldo de cultivo ideal para que se constituya la peor realidad.

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