Durante muchos años el predio ubicado en Diagonal Los Tilos y Los Pinos, en el Barrio Luján de Florencio Varela estuvo abandonado. Los vecinos y vecinas del lugar, ante la necesidad de un terreno propio intentaron varias veces tomar el lugar; y en el último intento la represión a las familias asentadas fue feroz: la policía montada tiraba los caballos encima de la gente, golpes, detenciones, y quema de las casillas por parte de la policía. Esta fue la única respuesta del municipio varelense, huérfano de políticas serias en vivienda. El mensaje del poder político era claro y simple: tierra para pobres no hay.

Corría el año 2013, y las familias cansadas de esperar, vuelven a tomar el predio, en medio de un año electoral y la trágica inundación en la Ciudad de la Plata.
La toma de tierras ocurrio un 13 de octubre, entre negociaciones con el municipio y la policía, ya se empezaba a crear el primer espacio comunitario, que le decían “La Copa”, donde se cocinaba a leña los almuerzos, meriendas y cenas de los nuevos ocupantes del lugar. Siempre con ayuda y donaciones de vecinos y vecinas.
Pasados un par de años, fueron construyéndose las casas, y la posibilidad de que esa copa de leche se haga en un terreno propio, comienza a hacerse realidad.

Los Pibes que paraban en la esquina se dieron cuenta de que una persona vendía drogas en el barrio, y que le vendía a los chicos también. Así “los pibes de la esquina” echaron a esta persona del barrio y donaron el terreno para la creación del espacio comunitario, en el barrio “13 de Octubre”.
Este centro comunitario Los Mimados, surgido de la lucha contra la pobreza y las drogas, se suma a la Red de Organizaciones Comunitarias Monseñor Enrique Angelelli. Comenzó la edificación del centro donde sólo había una construcción a medias, llegó el anafe y la garrafa, para poder recibir a los pibes y pibas del barrio. Hoy también hay talleres donde pueden estar niñxs, adolescentes y jóvenes, la mayor cantidad de tiempo en un espacio organizado y seguro.
Hoy en día concurren cerca de 60 pibes y pibas, y está abierto de lunes a viernes, se hacen comidas para las familias del barrio, y se realizan en articulación con la salita, dos campañas de vacunación al año, talla y peso para los niños y niñas del lugar.
Este espacio comunitario, como muchos otros sigue brindando su trabajo y amor, para construir nuevas formas de vivir en comunidad.
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