BALACERA EN EL BARRIO “LOS QUINCHOS”: ¿ENFRENTAMIENTO ENTRE BANDAS O “ARMADA” PARA GENERAR CONMOCIÓN POLÍTICA?

Lamentablemente, en los últimos años, nuestra ciudad viene padeciendo hechos violentos por los cuales diferentes grupos se disputan el territorio para realizar actividades de NARCOMENUDEO. Recordemos lo sucedido en el “puente amarillo” de San Rudecindo y los tiroteos en Agustín Ramírez y en Villa Hudson.

Mucho se habla de “ajuste de cuentas” o “enfrentamiento entre bandas” pero poco se dice de como parte de la Policía Bonaerense ha tercerizado la violencia dejando en manos de grupos comandados para tal fin el desplazamiento de otras agrupaciones (en vez de investigar la venta de drogas) y el impulso de acciones en la justicia. Esas prácticas no son gratis ya que hacen al autofinanciamiento de sectores de “la  bonaerense”.

La balacera que dejó como saldo un joven muerto que actuaba de custodia, una vendedora de drogas herida y dos jóvenes consumidores heridos tiene características que generan demasiados interrogantes.

La mujer que se encuentra detenida y herida por venta de drogas provenía del Bajo Flores (más precisamente de la Villa 1- 11– 14) y apareció vendiendo en la zona rural de nuestro partido varelense.

Si bien se negó a declarar, trascendió que sería una mujer muy humilde y en situación de calle que no tiene el perfil (ni el recorrido) de otras personas dedicadas al narcomenudeo. Esto no hace más que plasmar su llamativo rol en esta situación.

Por otro lado, otras preguntas que nos surgen son: ¿quiénes son las personas que le ofrecieron vender PACO en la zona rural de Florencio Varela?, ¿por qué le pusieron un pibe armado que, finalmente, fue asesinado en la pelea a tiros?, ¿estamos ante una banda que intentó disputarle a otro el territorio donde vender PACO?, ¿algún sector generó la venta, y posterior balacera, para provocar miedo en la población además de conmoción política?

En suma, la venta duró dos días y las encargadas resultaron baleadas, la señora “proveedora” lesionada y el joven asesinado.

La precariedad y vulnerabilidad de las personas baleadas es muy llamativa, el silencio policial también y la respuesta a la pregunta acerca de ¡¿qué está sucediendo?!: es necesaria.


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