El gobierno dispuso el aislamiento comunitario por 15 días en el barrio Villa Azul, ubicado entre los partidos de Quilmes y Avellaneda, luego de conocerse un pico de contagios de COVID-19 en la zona, que fue cercada con un operativo policial para bloquear la entrada y salida.
“Es lo que sucede siempre. Lo primero que se intenta para remediar la situación es llevar adelante a la policía”, observó Andrés Bustos de la organización política y social Azulado de la localidad de Wilde, en entrevista con FM La Barriada.
“Como siempre sucede, la respuesta llega cuando el problema explotó”, denunció, resaltando que se esperó “hasta que llegara un punto límite”, cuando “el país están en cuarentena hace dos meses y hubo tiempo para informar y prevenir”.
“El panorama es bastante complejo para las 3 mil personas que viven en Villa Azul”, alertó. “La pandemia nos afecta a todos, pero lo hace mucho más sobre la gente que ya venía con problemas desde antes”, declaró.
“Cuando hay situaciones de pobreza y de extrema vulneración de derechos, el virus no afecta de la misma manera que lo hace en otros barrios con mayores posibilidades”, indicó.
“¿Por qué tenemos que esperar a que aparezcan 50 casos, instalen a la policía, y después los operativos y la comida?, cuestionó.
Además, advirtió que “cada vez que se metió la policía en el barrio fue para hacer un desastre”, remitiéndose a los casos de atropellos y detenciones arbitrarias que hubo en esas oportunidades.
En este sentido, comentó que desde Azulado emitieron un comunicado con el que buscan realizar un llamado de atención, porque aunque “toda medida que ayude a que no se expanda el virus está buena”, la pregunta es “por qué lo primero que llega son los helicópteros, los camiones de la policía y las distintas fuerzas de seguridad”.
“Tiene que ver con lo simbólico”, consideró, criticando también que las declaraciones sobre el aislamiento del barrio las realizara el Ministro de Seguridad de la Provincia, Sergio Berni, y no lo hicieran desde Desarrollo Social o Salud.
Por otro lado, señaló que hay cerca de 600 efectivos policiales en el barrio, lo que representa casi “un efectivo policial por familia”.
“Hay temor, una sensación de no saber lo que va a pasar”, manifestó.
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