MIENTRAS QUE “LOS PECES GORDOS” GOZAN DE BUENA SALUD E IMPUNIDAD.
Hace unos meses el Intendente Andrés Watson denunció la existencia de una trama de corrupción por la cual funcionarios y empleados, del área de economía a cargo de Gisella Primus, habrían defraudado por cifras millonarias al Estado Municipal.
A partir de esto, Watson sostuvo que “iría a fondo frente a los hechos de corrupción”. De esta forma, la investigación recayó sobre la Fiscalía 1 (a cargo del Doctor Darío Provisionatto) que dispuso la detención de 11 personas que estarían involucradas en el hecho.
Hasta allí parecía que la pesquisa dejaría al descubierto una trama que llegaría a lo más alto del poder, o sea, a Gisella Primus (Secretaria de Economía) y al dueño del poder real y recaudador de Julio Pereyra, el “intocable”: Daniel González .
Sin embargo, el primer dato que mostró que el poder político no tenía intención de profundizar en la investigación fue la decisión del Titular del Juzgado de Garantías N° 8 de permitir otorgar el arresto domiciliario a los 11 investigados a cambio de garantía dineraria.
Ante esto, la primera pregunta que nos surge es:
¿quién “puso” el dinero para que estos 11 detenidos (que no cuentan con tan cuantiosas cifras) logren el arresto domiciliario?
Así pues, fuentes municipales aseguran que ¡el propio Daniel González garantizó ese dinero! Algo, como mínimo, llamativo ¿no?
A su vez, a la par de “la investigación judicial”, se llevó adelante el sumario administrativo municipal sobre los 11. Esa tarea determinó que solo los empleados y funcionarios de menor rango eran responsables del desfalco y otros altos funcionarios ¡no!
Nuevamente, una provocativa acción a la hora de pensar ésta asociación ilícita.
De esta manera, el Decreto 2776/ 24 que firma Andrés Watson (y también Gisella Primus) finalmente determina que 13 empleados (y funcionarios de bajo rango) son echados de sus cargos y otros, como Eduardo Telechea y Claudia Armendáriz, reubicados en otros cargos.
Esto demuestra que el modo en que el actual intendente resolvió “internamente” que hacer con los responsables es similar a lo sucedido en otras ocasiones que se dan desde 1992 ¡Siempre algunos “simples” empleados son responsables y los funcionarios mayores son reubicados en la estructura burocrática del Estado!
Es muy evidente que el área de economía del municipio está en manos de Julio Pereyra (a través de Daniel González que es “el gran recaudador” del aparato político) y que la figura del “sumario municipal” es fruto de un acuerdo político entre Watson y Pereyra.
Por otro lado, ante irregularidades notorias, Andrés Watson forzó el desplazamiento del Doctor Raúl Velázquez (Titular del Juzgado de Faltas N° 3); un hombre clave de la estructura política de la Concejal Laura Ravagni (ultra pereyrista). Pero ese desplazamiento no tiene castigo administrativo sobre el funcionario desplazado ¿qué “casualidad, no? Y mientras la oficina pericial designó un perito para analizar la documentación del municipio y así poder determinar sí hay, efectivamente, hechos de corrupción y quiénes son todos sus responsables.
Queda claro que, frente a todo este panorama, las tramas municipales corruptas están en medio de una disputa profunda entre Julio Pereyra y Andrés Watson. Conflictos que se resuelven mediante acuerdos políticos y no determinando a todos los responsables y estableciendo castigos judiciales ejemplares, como debería ser.
Luego de varios años de gestión de Watson, justamente no se avanzó sobre dichas tramas y el saqueo de los fondos municipales sino que, como de costumbre, se pactó con Julio Pereyra que negocios no tocar.
Una vez más ¡¿y van?!, los trabajadores municipales y funcionarios de bajo rango son el “pato de la boda” de la fiesta del poder. Por ello, fueron echados del municipio: Lucas Carranza, Débora Soto, Daniela Covelli, María Paz Insua, Evelin Miranda, Roxana Andrada, Daniela Rodríguez Do Brito Viola, Valeria Rodríguez, Brisa del Rosario Cueva, Milagros Cariati, Roberto Carvallo, Leandro Raia y Andrea Herrera. Ellxs han sido señaladxs como lxs únicxs responsables.
Pareciera que el poder político nos quiere hacer creer que un puñado de empleados mal pagos roban millones y los funcionarios con poder político son unos pobres ingenuos burlados en su confianza, ¡está película ya la vimos varias veces!
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