En medio del gravísimo contexto actual de crisis política, social y económica que afecta a nuestro país (que incluye elevados índice de desocupación y ciudadanxs sin sus necesidades básicas satisfechas), Javier Milei y Victoria Villarruel organizan un gran desfile militar encabezado por ellos mismos arriba de un tanque de guerra y en el marco de los “festejos” por el 9 de julio, Aniversario de la Independencia Argentina. El gobierno “libertario” ajusta incansablemente al pueblo y lo hambrea, le dice que “no hay plata” pero gasta 4200 millones de pesos, o 3 millones de dólares, en una pseudo fiesta “patria” y aludiendo a que es “cómo debe ser, cómo eran las fiestas patrióticas de antes”.
Ahora bien, es claro que esto no fue solamente un enorme derroche de recursos ante una Argentina cada vez más saqueada sino que, también, representó una seguidilla de provocaciones, reivindicaciones negacionistas y genocidas y una intimidación del aparato represivo estatal al pueblo, a las organizaciones sociales que se manifiestan cotidianamente contra los atropellos de LLA. El Desfile Oficial de las Fuerzas, las caravanas, que marcharon por calles paralelas, de los imponentes y escalofriantes Falcon verdes (como los utilizados por los grupos de tareas de la última dictadura para secuestrar/ detener a quiénes luego serían torturadxs y desaparecidxs), las banderas que enaltecían a los “carapintadas” (militares que intentaron llevar adelante 4 golpes de Estado entre 1987 y 1990 y cuyo principal objetivo era que se suspendieran los Juicios por los Delitos de Lesa Humanidad que cometieron las FFAA durante la última dictadura argentina), las declaraciones nefastas y repudiables del legislador libertario de la provincia de Bs.As., Agustín Romo, quién engrandeció al ejército y manifestó que: “Al fin dejamos atrás los desfiles de travestis comunistas y faloperos” y las de Manuel Adorni (vocero presidencial) justificando a éste último expresando: “nosotros valoramos a las Fuerzas Armadas en su máxima expresión”; son parte de un panorama alarmante y peligroso que nos remonta a las épocas más oscuras de nuestra historia y a la que dijimos ¡Nunca Más!
En la misma línea, debemos sumar las manifestaciones de varixs ancianxs de élite que, días atrás, cortaron calles aledañas a la estación de subte “Rodolfo Walsh” con pancartas que tenían fines similares: reivindicar la dictadura, reforzar el negacionismo característico de este gobierno, avalar el terrorismo de Estado y los crímenes de Lesa Humanidad mediante perversos carteles entre los cuales figuraba uno con la leyenda: “Walsh asesino”.
De más está decir que, para estos “abuelxs” de “bien” que destilan discursos de odio y anti- derechos, no hay protocolo antipiquete que valga, a ellxs éste no los alcanza ni molesta porque (es bien sabido) esos protocolos de Patricia Bullrich están destinados a militantes, trabajadorxs y estudiantes que salen a manifestarse contra el hambre, el ajuste, los despidos, los salarios de hambre y las jubilaciones miserables. A esos: palo, gas pimienta y detenciones arbitrarias; para estos “jubiladxs vip”, que salen a cortar calles para resguardar y apoyar genocidios, el protocolo no existe.
Frente a todo esto ¿harán falta más pruebas, entonces, para demostrar que esto es una escenificación de una militarización provocativa e intimidante del aparato represivo estatal y no una “fiesta patria como Dios manda, cómo las antes”? No, claro que no. Más aún sí, además, pensamos que la transmisión oficial de la TV estatal “mostró todo” sin reparos, como con “orgullo”, avalando, sabiendo que banderas, en primera fila, que rezan “los Carapintadas tienen razón” van de la mano con su ideología, con su accionar, con su proyecto político, con su desprecio y odio por la vida y por los DDHH (Derechos Humanos), con decisiones consecuentes con ello por las que echan a lxs trabajadores de los Espacios de Memoria y ordenan desmantelarlos a sabiendas de que son la prueba material de lo hecho por la dictadura. Todo es una inaceptable defensa del Terrorismo de Estado. Porque eso quieren: volver a implantar el “terror” a la población civil mediante amenazas, coerción, represión, censura, protocolo antipiquetes para algunxs y estos “desfiles” donde la vicepresidenta Victoria Villarruel (férrea negacionista relacionada con Videla y admiradora de éste y de todos los genocidas) posa orgullosa y sonriente junto con Javier Milei; los máximos referentes oficialistas que se sienten en “su salsa” con una siniestra felicidad.
Mandatarios actuales que están envalentonadxs con su avance de ultraderecha, neoliberal en su máxima expresión, alimentado por la reciente firma del “Pacto de Mayo” durante la madrugada del mismo día en que se llevó adelante todo este despliegue del horror que incluyó los íconos y símbolos de la violencia extrema que representó a un verdadero clima de dictadura atroz.
Pacto que fue firmado y celebrado, justamente, en Tucumán, por 18 de los 23 gobernadores de las provincias argentinas y por el Jefe de Gobierno de CABA (Jorge Macri) y que contó con la presencia de Mauricio Macri y Adolfo Rodríguez Saá.
Un acuerdo más para empobrecer a la Argentina y para perjudicar a los sectores más vulnerables, a trabajadores, familias y jubiladxs de la mínima. Un documento que aborda, básicamente, cuestiones vinculadas a la desregulación de la economía, más reformas fiscales, laborales y previsionales; reducción aún más extrema del gasto público, explotación indiscriminada de los recursos naturales, un libre comercio cada vez más voraz y la rediscusión de la coparticipación con las provincias (reparto de las recaudaciones nacionales entre las provincias).
En suma, ¡más medidas políticas y económicas que aniquilan al pueblo, a la patria que dicen enaltecer, pactos que van en paralelo con sus expresiones pro- dictadura, políticas que, precisamente, no promulgan ninguna independencia ni ninguna libertad. Palabras éstas que quedan muy grandes dentro de las bocas de funcionarios y dirigentes que rematan a nuestro país!
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.