En nuestra ciudad, desde la llegada al poder de Julio Pereyra, se consolidó (entre otras cosas) un sistema electoral donde ante cada elección la mayoría de las listas opositoras son parte del entramado del mismo gobierno. Esto garantiza al poder político que gobierna, al municipio, una hegemonía e impunidad muy notoria, desde hace muchos años.
Varios datos concretos avalan está afirmación:
- la amplia mayoría de los concejales, al finalizar su mandato, rápidamente se transforman en “oficialistas” (sea como funcionarios o como simples empleados) y
- otro dato es que, durante 4 años de mandato, no impulsan ninguna acción que tensione la relación con la intendencia.
En medio de esa actitud pasiva y cómplice suceden innumerables hechos que merecen críticas y repudios: la situación de la seguridad, el transporte, el tema de los centros de salud, la venta de drogas, etc. Todos temas vitales dónde los supuestos opositorxs juegan al oficio mudo.
Actualmente, 8 concejales serían parte del entramado opositor silencioso y complaciente con el poder político que gobierna: 5 del PRO y 3 Libertarios, ninguno genera ni la mínima molestia al poder perpetuado local.
Los libertarios son, por un lado, Gustavo Vallejos (quien preside el bloque Libertario y ante las situaciones graves que afectan a la población sostuvo públicamente que tendría una actitud colaborativa con el gobierno municipal). Éste concejal no tiene pasado partidario y no se le conocen, ni en la campaña ni en la banca, acciones que tiendan a poner en discusión algunos de los temas serios que afectan a Florencio Varela. Por su parte, Ezequiel “Chamuyo” Taborda fue durante años un peronista en búsqueda de cargos de la mano del condenado por trata de personas y explotación sexual Daniel Zisuela. Y esto fue así hasta que “floreció” en un repentino fervor libertario y en una gran admiración por Julio Argentino Roca (el responsable de la matanza de los pueblos originarios). Sin dudarlo, demostró con esto una flexibilidad ideológica sin precedentes. La otra libertaria es Ivonne Canto (que tampoco cuenta con un pasado militante pero es la pareja del multidenunciado concejal del PRO Diego Giménez), que integra el grupo de concejales a los que el pueblo no les conoce la voz.
En el PRO se encuentran Evangelina Lemme (hermana del Presidente del Club Defensa y Justicia, Diego Lemme, e hija del ex tesorero de la AFA en tiempos de Grondona; José Lemme) en más de dos años de mandato no se le conoce ninguna acción en defensa de lxs vecinxs. Asimismo, en la última elección volvió a ocupar una banca Pablo Alaniz (en sus cuatro anteriores años de mandato adquirió trascendencia “por no vivir en Varela y no originar ninguna iniciativa que defienda los intereses de esxs mismxs vecinxs”). Otro exponente es Mario Kanashiro, que, luego de muchos años de ocupar numerosos cargos en el Gobierno de Julio Pereyra (dónde defendió la gestión de modo firme), repentinamente descubrió su veta opositora pintándose de amarillo. En sus primeros dos años no llevó adelante acciones que incomoden a su antiguo espacio, porque, quizás, sean los efectos de su arraigado sentir peronista lo que lo tiene en absoluta inacción y tan callado. Ahora bien, otra muestra de versatilidad ideológica en busca de un cargo es Marcela Ochs, otra integrante del PRO, que militó muchos años en el PJ local de la mano de uno de los personajes más cuestionados: Hugo Pereyra, hasta que, “de golpe y porrazo”, llegó al Concejo con la lista encabezada por Lavagna y renovó su banca de la mano de Larreta en la ultima elección. Queda en la memoria colectiva cuando conjugaba su “militancia” peronista y evangélica pintando la ciudad con la frase “Varela ciudad de Dios”. Tampoco a ella, entonces, se le observan decisiones y accionar que incomode, al menos un poco, a sus anteriores “jefes”: los hermanos Julio y Hugo Pereyra. Por último, el funcionario con más ruido judicial, sin dudas, es Diego “el cabe” Giménez que llegó hace unos años al Concejo Deliberante de la mano del Lagarto Olmedo, el mandamás de la UOCRA y del condenado Zisuela. Así, volvió una vez más al HCD también pintado de amarillo y, en su caso, “agarrado” del “autopercibido anti- casta” Cristian Ritondo. Tiene en su terrible haber múltiples denuncias judiciales por sus disputas en la UOCRA pero, a su vez, está mencionado en la “causa Zisuela 2” y fue denunciado por su ex cuñada por abuso sexual. Ésta “joyita” de funcionario público sería, con estos antecedentes en la justicia, presa fácil de ataques oficialistas. No obstante, lleva una convivencia tan armónica con el oficialismo que en la última campaña electoral le prestaron a él (y a la camaleónica Florencia Casamiquela) el Polideportivo municipal de Thevenet para realizar un acto partidario justificado como “Día del Niño”.
En definitiva, mientras nuestro partido varelense vive hace tiempo una creciente violencia (fruto de las disputas territoriales por la venta de drogas donde está claro el rol policial puesto al descubierto por la detención de varios policías en el mes de noviembre) los concejales “opositiores” no emitieron una sola opinión al respecto.
A este panorama se le suma que tampoco lo hicieron ante la crisis del transporte público de pasajeros ni frente a la crisis del sistema de salud municipal y mucho menos sobre el aumento del delito contra lxs trabajadores y familias de Varela. Por supuesto, nada dicen ni hacen, igualmente, por la pésima gestión de la recolección de residuos en manos de una cooperativa fantasma regenteada por Francisco “Chicho” Basile (un personaje siniestro de la última dictadura y de estos 40 años de democracia ininterrumpida) ni por el asesinato de Lautaro Morello y la desaparición de Lucas Escalante.
Cuando se trata de todos estos temas urgentes y sumamente graves, callarse y “fingir demencia” es la estrategia elegida por todxs estxs “políticxs” que dicen jurar por el bienestar de la ciudad y prometen “trabajar” por un Varela mejor.
¡El sistema de impunidad funciona y cada vez más el pueblo de a pie es burlado en sus verdaderos deseos de cambio!
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