La historia de “Luján Grande” comienza en junio del año 2013 con la necesidad de acceso a un lote, por parte de cientos de familias, y la nula respuesta del municipio a ésta y a otras necesidades.
Cuando las familias decidieron tomar las tierras la única respuesta del gobierno municipal, encabezado por Julio César Pereyra, fue el desalojo y la represión policial.
La organización de lxs vecinxs y el acompañamiento del Espacio de Tierras/ Red de Centros Comunitarios Monseñor Enrique Angelelli más el del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) lograron un fallo ejemplar en favor del derecho al hábitat.
El Dr. Diego Agüero (Titular del Juzgado de Garantías 6 de Florencio Varela), un juez que se decidió a escuchar a las familias y a aplicar los convenios internacionales de derechos humanos resolvió, de modo ejemplificador, que no se efectivizaría el desalojo y que el Estado Municipal debía garantizar los servicios básicos. A partir de esa resolución se logró la luz eléctrica.
Sin embargo, el municipio de Florencio Varela castigó al barrio con el abandono y, a su vez, éste fue invadido por numerosas bandas de vendedores de drogas que dañaron la enorme organización barrial y colmó de violencia al lugar.
Fueron años de lucha por parte de lxs vecinxs, y de toda la comunidad, que trabajaron en la clandestinidad para desterrar del NARCOMENUDEO al barrio y para combatir al titular de la Comisaría 2 “Juan Carlos Perezzutti” que resultó ser un claro encubridor de esos vendedores de estupefacientes que llegaban desde Lomas de Zamora. Finalmente, tanto esfuerzo colectivo dio sus frutos al lograr el desplazamiento de las autoridades de la Comisaría 2da. Asimismo, la articulación con la justicia permitió que numerosas bandas fueran encarceladas. Así, quedó visibilizado como diferentes experiencias comunitarias pudieron desarrollarse y ocupar ese espacio público en disputa.
Por su parte, desde la Red de Organizaciones Comunitarias Monseñor Enrique Angelelli se impulsaron dos centros comunitarios: “María Antonia” y “Mita Roga” mientras que la organización “Techo” promovió la construcción de múltiples casillas y el “Club de Fútbol Infantil El Ciclón” recibió a decenas de jóvenes en su sede.
Ahora bien, la pandemia puso al descubierto uno de los problemas centrales del barrio: la falta de agua potable. Ante esto, una vez más, un grupo de vecinas y vecinos vencieron el miedo a manifestarse y realizaron numerosas marchas al municipio para exigir que la Empresa AYSA realice la ansiada obra. Así fue que, en el 2021, alcanzaron la firma del convenio AYSA- Municipio que permitió el inicio del trabajo requerido para acceder al agua potable. Dicho acuerdo, de igual forma, incluyó al barrio vecino 9 de Julio, por lo tanto; un total de 840 familias serían vitalmente beneficiadas. Otros avances importantes respondieron a la eliminación del basural de la calle Portela, la mejora de la misma y la iluminación que posibilitó el ingreso de la recolección de residuos y ampliar la cuadrícula policial. También, la colocación de desagües sobre las calles Las Lengas, los Teros y Portela fue fundamental.
Por otro lado, en paralelo a todo esto, la Red Angelelli; ponía en marcha la construcción del Polideportivo en lo que había sido “la cancha de los transas” y una de las zonas más violentas de la ciudad.
En suma, la ampliación del Centro Comunitario “Mita Roga”, la red de agua, la creación del Centro Comunitario “María Antonia”, la construcción de casillas, la importancia del “Club El Ciclón” y las grandes acciones de diferentes agrupaciones de vecinxs, más el impulso comercial, fueron transformando al barrio en un lugar que progresó y que, con ello, lentamente deja atrás las violencias que trae aparejadas el NARCOMENUDEO.
¡En “Luján Grande” queda mucho por hacer, mucho por mejorar pero ya no manda el NARCOMENUDEO ni la violencia que dejaba muertos todos los meses. Seguramente la fuerza de lxs vecinxs, y de las organizaciones sociales que contienen, permitirán una vida todavía más digna!
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