En Florencio Varela durante la dictadura cívico militar eclesiástico empresarial que se inició el 24 de marzo de 1976 y finalizó el 10 de diciembre de 1983 hubo tres intendentes: el teniente coronel Pascual Muñoz, el prefecto Hamilton y el civil Oscar Mingote.
Según el censo de 1971 la ciudad apenas superaba los 91.000 habitantes, solo existía la actual Comisaría 1ra con alrededor de 30 policías y fueron detenidas desaparecidas más 100 personas, apropiados 7 niños/as, y exiliados otros tantos.
Mientras las personas eran secuestradas, torturadas, asesinadas y desaparecidas en la ciudad varios vecinos eran funcionarios de los gobiernos municipales acompañando la gestión de la dictadura.
Durante los años 1976 a 1978 se produce el genocidio de manera más feroz en Fcio. Varela, quienes ocupaban cargos ¿no sabían que aparecían personas asesinadas o que desaparecían sus vecinos y vecinas? Los que ocuparon cargos desde 1979 hasta 1983 ¿no sabían que eran parte de gobiernos ilegítimos en una dictadura que estaba cometiendo un genocidio?
Los civiles que ocuparon los cargos en los gobiernos municipales de la dictadura sabían del terror desatado y nadie los obligó a ser funcionarios mientras cientos de familias sufrían violencias irreparables.
Siempre que se menciona a algunas personas de la ciudad, colaboradores de la dictadura, se alzan voces que repiten «son buenas personas» ¿realmente se puede ser parte de una dictadura sangrienta si no se comparte su accionar y los principio y valores que lo sustentan? En Florencio Varela un sector de la población apoyó la eliminación de quienes pensaban distinto y por eso ocuparon cargos de gobierno mientras muchas Madres de la ciudad reclamaban en la Plaza de Mayo.
El 24 de marzo de 1976 cuando asumió el teniente coronel Pascual Muñoz algunos funcionarios del destituido intendente Juan Carlos Fonrouge decidieron quedarse en esos meses sangrientos.
La lista de funcionarios y funcionarias es larga pero lo más llamativo es que varios de ellos en la vuelta a la democracia ocuparon cargos como si nada hubiera pasado. El Dr. Ricardo Dessy fue director de gobierno entre el 1 de marzo de 1978 y el 9 de marzo de 1979 para ascender y ocupar el cargo de secretario de gobierno desde el 9 de marzo de 1979 al 19 de junio de 1981. La vuelta a la democracia lo encontró como funcionario de Julio Carpinetti y por impulso de Julio Pereyra terminó sus días como juez de paz de Florencio Varela.
El ingeniero Oscar Mingote, militante peronista, fue el último intendente de la dictadura militar y en democracia fue candidato a intendente y referente del Partido Movimiento por la Dignidad Nacional (MODIN) compuesto por el coronel Aldo Rico y numerosos golpistas. En su gobierno de facto, además de Ricardo Dessy, ocuparon cargos el abogado Roberto Zapiola, el arquitecto Jesús Llavona, el médico Roberto Lozano y la empleada municipal Beatriz Tobio, estos últimos dos ocuparon cargos de concejales y funcionarios en los gobiernos peronistas de la vuelta a la democracia.
También en el gobierno de Mingote ocuparon cargos dos miembros del Partido Radical, el Dr. Alfredo Scrocchi y el Dr. Enrique Lando, quien intentó ser intendente en 1983.
Hay también casos notorios como Alicia Ferrere que el 1 de julio de 1976 fue nombrada directora de cultura y siguió en el cargo hasta el 22 de abril de 1992 sin que nadie objetara su rol en la dictadura.
Otro caso llamativo es el de Juan María Melzi que fue designado el 22 de abril de 1970 (durante otra dictadura) y siguió en el cargo hasta el 1 de junio de 1980, al igual que la directora de planeamiento, la arquitecta Lidia Varela, que ocupó su cargo desde el 1 de marzo de 1978 al 1 de diciembre de 1994.
Se suma a los casos notorios el del contador Julio Soiza, secretario de hacienda de Julio Carpinetti y aspirante a la intendencia, quien fue funcionario de la dictadura desde el 17 de abril de 1978 al 1 de septiembre de 1982.
Podemos sumar al sacerdote más importante de la ciudad, Juan Santolín, que fue designado capellán del Hospital Boccuzzi con un salario municipal.
Cuando observamos que hasta mediados del 2004 en Florencio Varela los gobiernos municipales no mencionaron el genocidio en la ciudad no es por desconocimiento sino porque la dictadura estuvo marcada por la presencia de civiles en las decisiones de los gobiernos municipales, quizás eso explique el pacto de silencio que hasta hoy sigue teniendo efecto.
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.