El 24 de marzo de 1976, cuando las Fuerzas Armadas llevaron adelante el Golpe de Estado en el país, muchísimos varelenses ni siquiera podrían llegar a imaginar lo que irían a vivir en los años posteriores
El matrimonio Reggiardo – Oldani, como muchas otras familias, trabajaba muchas horas diarias al frente de su comercio de tienda y mercería ubicada en Monteagudo N° 199 esquina Mitre.
Su hijo, Juan Enrique “Quique” Reggiardo,estudiaba Arquitectura en la UNLP y como muchos jóvenes pretendía cambiar el mundo desde su militancia en la Juventud Universitaria Peronista (JUP) y, además, trabajaba en la Imprenta Hemigraf de Lanús Este.
Hacía tiempo que había iniciado una relación con una compañera de militancia en el peronismo y de Arquitectura en la UNLP, una joven platense llamada María Rosa Ana Tolosa Penela con quien iría conformando una familia propia.
Si bien, cuando había transcurrido un año de la última dictadura, las noticias sobre personas desaparecidas empezaban a ser cotidianas, nadie esperaba el horror que luego llegaría.
La vida de la Familia Reggiardo- Oldani cambio brutalmente la mañana del 8 de febrero de 1977 cuando Antonia Oldani Ronzzio de Reggiardo (que tenía 56 años y era la mamá de “Quique”) fue secuestrada- desaparecida en un raid brutal de miembros civiles y de fuerzas de seguridad que unas cuadras después secuestró- desapareció, en la calle Contreras casi Alberdi, a Daniel Demaestri, joven estudiante de medicina y miembro de la Juventud Peronista.
Entre quienes coordinaban los secuestros, según afirman vecinos de la época, estaba un personaje siniestro de nuestra localidad llamado Carlos «El Gordo» Victorica.
Este personaje durante años fue dueño de “Pizzería Roma” frente a la Estación de Florencio Varela dónde fue noticia en medios nacionales por «atar a una reja, con una cadena, a un niño que le robó el diario de su puerta”.
Semanas después de la Asunción de Raúl Alfonsín unas imágenes lo mostraban a Carlos Victorica detrás del electo presidente lo cual hizo que el entonces Diputado Provincial Jorge Fava, al verlo, denunciará sus vínculos con la dictadura y cuando aquel fue detenido, sin ir más lejos, se movilizaba en un auto oficial de la Nunciatura Apostólica a cargo de Monseñor Calabresi.
Ahora bien, el horror no terminaría para esta familia, pues el 9 de febrero del mismo año, 1977, cuando salía de su trabajo en la Imprenta Hemigraf, fue secuestrado “Quique” Reggiardo en Lanús Este y, el mismo día por la tarde, se llevaron a su pareja Ana Tolosa que se encontraba embarazada.
La vida de la Familia Reggiardo- Oldani había cambiado para siempre y comenzaba la búsqueda de Antonia, Enrique, Ana y el niño que debió nacer en cautiverio.
El cuerpo de Antonia Oldani fue encontrado en el Cementerio de Avellaneda en una fosa común por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), en junio del 2011.
Ana Tolosa dio a luz mellizos, varones el 16 de mayo de 1977 en la maternidad de la cárcel de Olmos.
Enrique y Ana fueron vistos en el Centro Clandestino de Detención de “La Cacha” y posiblemente también en el Pozo de Arana, ambos de La Plata.
Los mellizos fueron apropiados por el Subcomisario Samuel Miara quien fue un sanguinario represor y torturador. En octubre de 1989 la justicia estableció que eran hijos de Enrique y Ana. Ante esto, Miara y su mujer huyeron a Paraguay.
Con la caída de la dictadura paraguaya, en 1992, el matrimonio fue extraditado a Argentina y los niños restituidos a su familia, al horror de las desapariciones se sumaba una brutal campaña en contra de la recuperación de la identidad de los niños.
En el 2012, el EAAF recuperó los restos de “Quique” en el Centro Clandestino de Detención Destacamento de Arana.
Por su parte, los restos de Ana Tolosa aún no se han podido recuperar.
Los Reggiardo- Oldani nunca más fueron los mismos, transitaron el dolor como pudieron sin que nadie se pueda arrogar el derecho de juzgar cómo lo hicieron.
Pasaron más de 30 años para que pudieran encontrar los restos de Antonia y Quique y empezar a transitar el duelo frente a las perdidas.
Mientras tanto, Carlos Victorica ejercía el comercio y unos años después integraba la sociedad que crea el “Colegio Madre Teresa” dónde se impulsaba, hipócritamente, la importancia de la defensa de los Derechos Humanos.
Y, por el otro lado, era en soledad como transitaban el dolor los familiares de la familia Reggiardo- Oldani, los mellizos intentaban como podían rehacer su vida y el miserable de Carlos Victorica era parte de la vida social de nuestra ciudad. Algo inexplicable, injusto y tremendo por dónde se lo mire y analice.
Sin dudas, las políticas de ocultamiento de lo ocurrido durante la última dictadura cívico militar eclesiástica empresarial en Florencio Varela, desde 1983 hasta el 2004 (dónde los gobiernos municipales de Julio Carpinetti y Julio Pereyra nada hicieron por la Memoria) permitieron que los civiles y miembros de seguridad que participaron de la dictadura siguieran su vida en democracia como si nada hubiera pasado.
EL “NUNCA MÁS” JAMÁS SE RESPETÓ EN NUESTRO PARTIDO VARELENSE, MÁS ALLÁ QUE QUIERAN MOSTRAR QUE RESPETAN LOS DDHH Y QUE LLEVAN ADELANTE POLÍTICAS DE MEMORIA. A LAS PRUEBAS NOS REMITIMOS. ESTO NO ES ASÍ
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