LA OSCURA TRAMA DE LAS CÁMARAS QUE FIJAN MULTAS DE TRÁNSITO

Hace unos años el municipio de Florencio Varela puso en marcha un sistema de cámaras de tránsito mediante las cuales establece multas. El incremento del mismo y de las mismas se ha realizado con discutibles criterios de recaudación.

La Ley de Tránsito de la Provincia de Buenos Aires establece algunas consideraciones que, en Florencio Varela, el municipio claramente no cumple.

Una de los principales es que la Ley Provincial de Tránsito sostiene “que todo método de control de velocidad, o límite a las velocidades máximas, debe ser comunicado 500 metros antes”. Es habitual que en las rutas nacionales, provinciales y muchas ciudades esté señalizada cuál es la velocidad máxima o se indique que hay cámaras. ¡En Florencio Varela nada de eso sucede!

Otro dato fundamental es que la ley establece como mecanismos la fotomulta o radares homologados en convenio con el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI). Esto es así porque da certeza a la persona que es multada. En el caso de las cámaras varelenses está homologación no existe a pesar de los numerosos fallos judiciales.

Así, las personas multadas no se enteran de la “infracción” hasta que pretenden renovar su registro automotor dónde, además, contrariando lo fallos judiciales se niegan a entregar el carnet de conducir sino se pagan las fotomultas acumuladas.

Otra muestra de que Varela se maneja por fuera de la ley es que no existe una coparticipación con la Provincia por lo recaudado cuando la ley establece criterios claros sobre lo que se acumula: “el 50% es para el municipio, el 10% debe destinarse a la Dirección de Vialidad Provincial, un 20% a la Policía de la Provincia (para renovación de móviles y equipamiento técnico), un 15% para la Dirección General de Escuelas (destinado a las campañas de educación vial) y el 5% restante es para el Registro Único de Informes de Tránsito (RUIT)”. Esto último, también, impide que los Registros de Automotor se enteren de multas y “les” aparezcan mucho después.

El municipio construye un sistema tramposo con el único fin de recaudar, a lo que se suman las llamativas trabas de los Juzgados de Faltas Municipales para facilitar los pagos.

Entonces, ¿cuántas multas se cobran en Varela? ¿Dónde va ese dinero? Estas son preguntas que deberían responder los concejales “pseudo- opositores” que se dedican al “oficio mudo”.

Parte de este dinero recaudado está en discusión por estos días por un enorme faltante de dinero que, a su vez, es posible por un mecanismo de cobro que lo permite.

¡Recaudar haciendo trampa y cobrar multas sin que esté claro dónde está el dinero, es una nefasta, y tristemente común, práctica de la gestión municipal!

¡Quién la controla!

¡Quién la frena!

¡Deberían darnos explicaciones de una vez por todas!


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