LA ORGANIZACIÓN DE LA DIRECCIÓN DE INTELIGENCIA DE LA POLICIA DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES (DIPPBA) Y CÓMO ACTUÓ EN FLORENCIO VARELA

“El postulado parte de la base de saber quién es quién, es decir, tener registrado a los buenos, para saber quiénes son cuando dejan de serlo”.

Legajo N° 43, Doctrina, Sección Div. Cen. RyA, DIPPBA

Durante y después de la dictadura cívico, militar, eclesiástica y empresarial la ciudad de Florencio Varela sufrió una gran actividad de los agentes de inteligencia de la DIPPBA, centralmente de las delegaciones de Quilmes y La Plata que produjeron mucho material sobre vecinos y vecinas de la localidad. Ese material en muchos casos terminó con el secuestro y desaparición de los investigados siendo en Florencio Varela más de 100 personas.

La Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (DIPPBA) desde su creación en 1956 hasta su disolución en 1998 tuvo la tarea de producción de información y la acción de inteligencia por parte del Estado, en los años ‘70 se dividía en delegaciones territoriales que a su vez construían información sobre diferentes temas  organizada en “Mesas” clasificadas por letras, por ejemplo la “A” era para actividades de política partidaria, estudiantiles y de gobierno; la «C» era comunismo, «DS» era Delincuentes Subversivos, entre otras. A su vez las Mesas se dividían en “factores” como ser factor Estudiantil, Político, Comunal, Gremial, Laboral, Económico, Religioso y Social.

La información construida por las delegaciones era enviada a la sede central que se encontraba en La Plata y se archivaba en la Dirección Central de Documentación, Registro y Archivo. Una vez disuelta la DIPPBA toda esa documentación pasó a estar en custodia de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) en 2001 quienes describen el fondo documental como “uno de los archivos de la represión más importantes de la Argentina y América Latina, un extenso y pormenorizado registro del espionaje político y la persecución ideológica.”

Algunes de les desaparecides de Florencio Varela que figuran en las fichas de la DIPPBA son Porfirio Acuña, Francisco Bartucci, Gertrudis Hlaczik, José Lépore, José Alberto Carballo, Mario Di Spalatro, Miguel Orieta y Francisco Ringa, en algunos casos ya habían sido secuestrades y en otros era parte del seguimiento ilegal que permitió su posterior desaparición.

La documentación que permitió la persecución de obreros, estudiantes, dirigentes de partidos políticos, religiosos, etc. fue realizada por agentes de inteligencia pertenecientes a la Policía de la Provincia de Buenos Aires, estando entre ellos el varelense Miguel Ángel Unamuno quien integró la Delegación de Inteligencia de Quilmes y actuó también en democracia como lo demuestran los informes firmados por él que registran la persecución y asesinato del militante popular Agustín Ramírez en 1988.

Quizás uno de los informes de la Delegación Quilmes de la DIPBA más impactantes fue el realizado en 1983 bajo el título de “Exhumación de cadáveres de N.N” sobre el entierro ilegal de cuerpos en el cementerio de Florencio Varela durante la dictadura militar, informe que incluía un expediente administrativo municipal que establecía el sector y número de tumbas, además de recortes periodísticos, copias de documentación entregada a la Justicia y los informes redactados por los agentes de inteligencia entre los que figuran el ya mencionado Unamuno, junto con los varelenses Banzi y Bota. Esa acción de inteligencia fue desencadenada a partir de la denuncia del exbombero Oscar Bagliani ante el Juzgado Penal N°3 de La Plata sobre los entierros ilegales en la necrópolis varelense.

La historia de Florencio Varela está marcada por decenas de familiares de personas detenidas desaparecidas que buscan los restos de sus seres queridos y por agentes de inteligencia integrantes de diferentes fuerzas y civiles que encontraron en muchos casos protección política en democracia. De esto último puede ser muestra la gestión de Julio Carpinetti cuando además de rechazar la denuncia por los NN también hizo la vista gorda frente a la presencia de los agentes en el municipio o cuando designó como empleados municipales a ex integrantes de distintas organizaciones de ultraderecha como el denunciado en los Juicios por la Verdad por el secuestro de Melba Campodónico en 1976, Francisco “Chicho” Basile, quien luego de ser secretario de gobierno, estar prófugo de la justicia y ser condenado por el robo de combustible mantuvo su rol como proveedor municipal tanto en las gestiones de Pereyra como de Watson.

En Florencio Varela hay desaparecides, y hay desaparecedores cuyas huellas están en la memoria, en los cuerpos y en los documentos que permiten la reconstrucción de los horrores que cometieron contra toda la sociedad y son la prueba que permitirá su condena penal o social.


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