La Universidad que hoy homenajea a Nora Cortiñas, en 2015 cerró sus puertas a la defensa de los Derechos Humanos dejándola a ella y a familiares locales en la vereda de la Universidad.
El fallecimiento de Nora Cortiñas, «la madre de todas las luchas», es una pérdida irreparable y sin lugar a duda se la extrañará en cada lucha a lo largo del país.
En Florencio Varela también se sentirá su ausencia, así como el orgullo de haber sido acompañades por Nora y todas las madres en las distintas batallas que se han dado en nuestro territorio. Desde los comienzos de la Comisión por la Memoria, la Verdad y la Justicia – Centro de Participación Popular Mons. E. Angelelli, las Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora estuvieron presentes en la lucha para poder sacar a la luz lo sucedido en Florencio Varela en la dictadura cívico, eclesiástico, empresarial, militar de 1976-1983.
Madres como Norita y Mirta Baravalle participaron de Jornadas Públicas por la Memoria, dieron entrevistas para discutir sobre acciones locales, brindaron su voz y su imagen para acompañar diferentes reclamos e impulsar campañas públicas, caminaron junto a familiares de detenides desaparecides varelenses ofreciendo generosamente su experiencia y afecto en el camino de búsqueda de memoria, verdad y justicia.
En ese camino transitado por víctimas locales, pero también por organizaciones y organismos provinciales y nacionales, hubo una figura que amalgamó el repudio de más de un espacio, aunque también el lamentable y vergonzoso silencio de otros. Las numerosas investigaciones realizadas en Florencio Varela sobre la dictadura pusieron en un lugar central al entonces miembro de la Corte Suprema de Justicia de la Provincia de Buenos Aires, integrante del Consejo Social de la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ) y vecino varelense, el juez Luis Esteban Genoud.
Nélida Bartucci, hermana de Francisco Bartucci detenido desaparecido el 29 de julio de 1976, denunció el rol de Luis Genoud durante la dictadura ante la Cámara Federal de la Plata en los Juicios por la Verdad. Años después, las familias de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki denunciaron a Genoud por su rol como ministro de seguridad de la Provincia de Buenos Aires cuando son asesinados Darío y Maxi en la denominada Masacre de Avellaneda. A estas voces se sumaron las de distintas organizaciones que sufrieron la represión comanda por Genoud y otras como los Familiares y amigos de Luciano Arruga que dieron testimonio del accionar de Genoud en la (in)justicia. Denuncias que no avanzaron, claramente el poder político y la justicia no investigarían al juez «todopoderoso».
Siendo el acusado juez y parte de los delitos solo les quedaba a las familias realizar campañas públicas de repudio a este personaje poderoso y siniestro, entre ellas se decidió poner en marcha la campaña “A 40 años…Si no hay Justicia, hay escrache», que contemplaba la denuncia de éste y otros tantos personajes locales que fueron partícipes de la represión y que son protegidos aún hoy.
En el marco de la campaña se decidió junto a les familiares de detenides desaparecides de Florencio Varela solicitar un aula de la UNAJ para realizar el lanzamiento de la misma en una actividad pública el 29 de mayo del 2015 con la participación de familiares de detenides desaparecides, Nora Cortiñas (Madres de Plaza de Mayo), Pablo Pimentel (APDH La Matanza) y Marcelo Valko (docente e investigador). Se presentó una nota dirigida a Villanueva, rector de la Universidad, donde solo se les pedía un aula para la realización de una charla abierta entendiendo la Universidad como un espacio público perteneciente y abierto a la comunidad.
Con enorme sorpresa la respuesta de la UNAJ llegó el 5 de mayo con la firma de Rafael Ruffo, responsable de la Unidad Política y Territorio, negando el uso de un aula y manifestando que «no compartían el título de la convocatoria porque la Argentina tenía funcionando las instituciones judiciales» siendo la consigna de escrache anacrónica. Cabe destacar que las instituciones judiciales a las que hacen referencia eran las mismas que tenían como máximo responsable a Luis Genoud en la Provincia de Buenos Aires.
En realidad, habían decidido proteger al siniestro personaje de Luis Genoud, integrante del Consejo Social Comunitario de la UNAJ, porque era el socio político más importante de Julio Pereyra que garantizaba la impunidad de las tramas ilegales en la ciudad.
Frente a la negativa les familiares de detenides desaparecides, las organizaciones sociales convocantes y les invitades decidieron realizar la actividad el 29 de mayo del 2015 en la puerta de la UNAJ.
En los días previos la seguridad de la UNAJ por orden de las autoridades intentó impedir que se repartieran volantes convocando a la actividad, claramente una práctica autoritaria escandalosa.
El 29 de mayo amaneció muy frío y nublado, pero nada impediría que al caer la tarde una gran cantidad de personas participaran de la jornada “A 40 años… si no hay Justicia, hay escrache”. Esa noche, como en todas las luchas, estaba Norita Cortiñas junto a Pablo Pimentel, Marcelo Valko y les familiares de Florencio Varela. Norita sostuvo con absoluta claridad la necesidad de sostener la lucha en la justicia y si no hay respuesta también en la calle.
Hasta el último minuto la UNAJ decidió proteger al cómplice de la dictadura y responsable político de la masacre de Avellaneda, mientras la inmensa Nora Cortiñas estaba al lado de las víctimas del terrorismo de estado, todo estaba claro.
Esa noche en que Norita quedó afuera de la UNAJ decidió dejar en claro el lugar de cada une, ingresó a la UNAJ para utilizar los sanitarios y algunas autoridades pretendieron congraciarse, pero ella los cortó en seco «solo díganme donde está el baño». Una vez más el lado Norita de la vida dejaba en evidencia a los oportunistas.
Estos días entre los miles de comunicados recordando las luchas de Norita hay uno de la UNAJ firmado por su rector Arnaldo Medina, el mismo que era vicerrector cuando se negaron a prestar un aula para denunciar a los responsables de la violación de Derechos Humanos en Florencio Varela y dejaron a Norita en la vereda de la Universidad, con un frío que calaba los huesos, pero al abrigo de la lucha popular.
No es casualidad esa doble moral con respecto a lo sucedido en la dictadura militar, homenajean a Graciela Gianettassio que no investigó la existencia de cuerpos NN en el cementerio de Florencio Varela, protegen a Luis Genoud y tienen a Julio Pereyra como el gran decisor dentro de la Universidad.
En el Juicio Ético contra Luis Genoud en la puerta de la Corte Suprema de Justicia en la ciudad de la Plata o en la puerta de la UNAJ la claridad de Nora Cortiñas fue y es un faro que ilumina el camino frente a los farsantes del doble discurso.
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