Durante los últimos años Julio Pereyra, haciendo gala de paranoia y autoritarismo, fue analizando a quien dejar como intendente mientras él buscaba cargos nacionales y provinciales. Finalmente se inclinó por Andrés Watson porque estaba convencido que él no tenía capacidad para armar estructura política y además lo iba a obedecer, el cálculo salió mal.
Cuando luego de tensos días el intendente interino Andrés Watson quedó al frente de la lista, no sin antes amenazar con ir a internas, empezó otra etapa en el oficialismo local.
La gota que colmó el vaso fue la designación de Cristian Rodríguez como candidato a primer concejal y sucesor del intendente en caso de que por cualquier motivo éste no pudiera ejercer su rol, la intervención de Máximo Kirchner impidió que Julio Pereyra impusiera a Laura Ravagni, actual gerenta del PAMI, como la sucesora de Watson.
De haber aceptado a Laura Ravagni los días de Andrés Watson hubieran estado contados antes de asumir el mandato.
La dura batalla de Watson para blindar su candidatura con su hombre de confianza, el primer lugar de la lista de concejales, rompió lo poco que quedaba de la relación con Julio Pereyra.
Desde el día de la confirmación de la lista Julio Pereyra sueña con vengarse de Watson, tienen el control del PJ, mayoría en el bloque de concejales del PJ y algunos opositores que por pancho y coca se pueden hacer pereyristas rápidamente.
Mientras tanto Watson intenta jubilar históricos pereyristas como Amancia Báez y Jorge Derosa o correr de sus funciones a funcionarios que responden a Pereyra, lo cual genera más tensiones.
Pero quizás lo que más enfurece a Julio Pereyra y su tropa variopinta que tiene sus conexiones en las tramas más oscuras de nuestra ciudad es que Watson pretende «emprolijar” los gastos y cortar algunos de los numerosos negocios de Julio Pereyra y ese es el límite.
Pereyra ve muy difícil, aunque tenga el número en el Concejo Deliberante, destituir a Watson como se hacía en los ‘80 y ‘90 porque sería un pésimo antecedente en el convulsionado PJ Bonaerense conducido por Máximo Kirchner.
La primera opción es ofrecerle a Andrés Watson un cargo en la provincia que incluya el desplazamiento de su mano derecha Cristian Rodríguez, y en caso de no aceptar iniciar una creciente rebelión interna de los funcionarios pereyristas empujando protestas, reclamos y actividades no santas que muestren la incapacidad de Watson para gobernar.
Para el pereyrismo es imposible aceptar la pérdida del poder político, pero mucho más las cuantiosas cajas de dineros ilegales.
JULIO PEREYRA Y EL GOLPE EN MARCHA
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