Julio Alberto Carpinetti fue el primer intendente electo en Florencio Varela después de la dictadura cívico militar, y también fue la expresión de las continuidades del horror en democracia.
Luego de siete años de estar bajo el más sanguinario gobierno de facto Florencio Varela llegaba a elecciones democráticas con mas de cien personas detenidas desaparecidas en una ciudad que no alcanzaba los 100.000 habitantes y el enorme interrogante de qué les sucedió y quiénes eran los responsables.
En 1983 gana las elecciones el candidato del Partido Justicialista, Julio Alberto Carpinetti, quien llegaba a Varela desde La Plata con un discurso progresista, pero con un pasado (no muy lejano) que no coincidía con sus palabras.
Ese mismo año ya había comenzado el proceso de reconstrucción de los hechos ocurridos durante la dictadura y las denuncias proliferaban en todo el país. En el marco de las desapariciones se comenzaba a investigar el destino de los restos de muchas de esas personas a la luz del reconocimiento de inhumaciones ilegales en cementerios de toda la provincia.
Existe registro periodístico que muestra las rápidas acciones y la colaboración de distintos municipios para la investigación de las denuncias presentadas, lugares donde la justicia intervino y avanzó en relación con los entierros de personas no identificas (NN). Florencio Varela no fue uno de ellos.
En nuestra ciudad fue el entonces concejal por la UCR y ex bombero Rubén Bagliani quien denunció ante la justicia penal la inhumación ilegal de más de 20 personas en el cementerio municipal de las que tuvo conocimiento por ser parte del cuerpo de bomberos que participó de esos traslados. Intervino en esta causa el juez nacional Dr. Salvi quien visitó personalmente la ciudad y los lugares mencionados por el denunciante junto con una comitiva de diputados y periodistas. Durante esta intervención hubo entrevistas con distintos funcionarios, se revisó documentación y se secuestró el libro de bomberos.
Nada más se sabe de esta causa a pesar de que el testimonio de Bagliani no es el único al respecto ya que Viviana Iriart, ex empleada del Registro Provincial de las Personas, denuncia ante Amnistía Internacional inhumaciones ilegales, entre ellas las de Florencio Varela. Y que en el listado de NN del cementerio hay registro de cuerpos que son “encontrados” con impactos de balas, incinerados o con signos de torturas, lo que demuestra que no sufrieron muertes naturales ni por accidente.
Lo llamativo de esta situación fue la reacción del intendente Carpinetti quien lejos de mostrarse colaborativo con la investigación declaró públicamente que los NN del cementerio eran todas personas víctimas de accidentes de tránsito, que Bagliani era un encubridor por no haber declarado antes estos hechos y que toda la denuncia era una maniobra política contra su gobierno. También fue motivo de preocupación y de denuncia que durante la visita mencionada hubo tres personas armadas y vestidas de civil durante todo el recorrido. Según lo registrado en los informes de la Dirección de Inteligencia de la Policía de la Prov. de Buenos Aires (DIPBA) podemos saber que esas personas eran los agentes Botta, Unamuno y Bansi, agentes de inteligencia y vecinos varelenses.
¿Por qué el primer intendente democrático de la ciudad rechazaría de plano una denuncia tan importante? ¿Por qué atacaría al denunciante? Algunas pistas se pueden encontrar si conocemos un poco más sobre este personaje y su gestión.
Julio Carpinetti llega a intendente de Florencio Varela encabezando la lista del Partido Justicialista, aunque era de La Plata y la interna del partido la había ganado José González. Previo a su llegada a nuestro partido Carpinetti había establecido vínculos y protagonizado hechos que poco tenían que ver con los valores democráticos. Por una parte, podemos mencionar el testimonio de Elena Dakuyaku quien en los Juicios por la Verdad declara que al momento de desaparecer su hermano en dictadura se presentó a su casa un hombre para hablar con su madre y decirle que su hijo estaba en un lugar donde lo iban a rehabilitar y estaba bien tocando la guitarra, que no se preocupe y que ya iba a volver. Ricardo Dakuyaku nunca volvió, y el hombre que se presentó mintiendo y encubriendo el secuestro fue Julio Carpinetti.
Otro hecho significativo es la relación comercial de Carpinetti con Patricio Camps, integrante de la Banda de Gordón e hijo del perverso jefe de la Policía Bonaerense en dictadura Ramón Camps. En 1981 Patricio Camps es condenado por hurto según el expediente judicial causa N°128172, a raíz de lo cual se hace pública su asociación con Julio Carpinetti.
Esta tendencia a la cercanía con genocidas se ve afirmada durante su gestión como intendente al designar como secretario de Gobierno a Francisco “Chicho” Basile. Basile provenía de SMATA y militaba con el varelense Felipe Romeo (director de la revista “El caudillo” órgano de difusión de la Alianza Anticomunista Argentina o Triple A) y fue denunciado en los Juicios por la Verdad por la ex detenida desaparecida Ramona Melba Campodónico quien lo reconoció como uno de sus secuestradores. La relación entre Carpinetti y Basile fue de una gran tensión desarrollada al calor de las internas del partido, al mes de asumir su cargo el entonces secretario de Gobierno habría sido relevado de su cargo por amenazas de muerte al intendente ¿Por qué Carpinetti había designado como secretario de Gobierno un personaje con estas características?
Basile fue vinculado con grupos de extrema derecha como la Triple A, y otros miembros de esta agrupación junto con integrantes de la Banda de Gordón y el Batallón de Inteligencia 601 fueron parte de la gestión de Carpinetti. La presencia de estos personajes, además del propio accionar del intendente durante la dictadura, denotaría que no fueron designaciones inocentes, sino que fueron realizadas con pleno conocimiento de causa y personajes como Norberto Cipolat, César Enciso, Carlos Castillo y Eduardo Ruffo tuvieron su lugar en el municipio a pesar de su públicamente conocida participación en la violación sistemática de los derechos humanos.
La gestión de Carpinetti tuvo atentados con bombas a distintos funcionarios, denuncias por malversación de fondos, vínculos con intentos de secuestros extorsivos y suspensión de su cargo como jefe comunal.
La transición de la dictadura a la democracia de la mano de estos funcionarios estuvo contaminada con lo mas rancio del plan sistemático de exterminio de personas, un largo listado de civiles que fueron responsables de su ejecución y que se mantuvieron muy cerca del poder durante estos 40 años de democracia.
Carpinetti estuvo hasta el final de sus días participando del gobierno municipal como concejal, mientras Basile merodea la vida política y comercial de la ciudad, y personajes como los integrantes de los grupos de ultraderecha siguen en las sombras, o no tanto, custodiando la impunidad.
40 años después muchas preguntas siguen sin respuestas, pero otras fueron saliendo a la luz gracias a la lucha incansable de familiares y ex detenides desaparecides. Hoy podemos conocer algunos de los responsables no solo del genocidio en nuestra ciudad, sino también de la perpetuación de la injusticia y los pactos de silencio que sustentan la construcción de la trama mafiosa local. Hoy hay nombres y apellidos que es necesario conocer para que NUNCA MAS sea una realidad.
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