EL HOSPITAL GARRAHAN DE “MODELO EN LATINOAMÉRICA” A “LA MOTOSIERRA” DE MILEI

Sin dudas, el Hospital de Niños Garrahan es un ejemplo de calidad y eficiencia. Cuando pensamos en hospitales públicos y gratuitos, no solo es reconocido en el país sino a nivel regional y mundial.

Los profesionales que integran el Garrahan se formaron, en su mayoría, en la universidad pública y completaron su carrera en el sistema público de salud.

En la campaña, y también una vez electo, JAVIER MILEI sostuvo que “él era un topo que venía a destruir al Estado desde adentro” y el Garrahan, que representa al Estado, está sufriendo las decisiones y políticas que él implementa y que lo destruyen.

Nadie discute la excelencia del Garrahan y a sus doctorxs y enfermerxs pero el gobierno estableció un aumento salarial del 2% en septiembre y del 1% en octubre. Una miserable suma que no le gana al terrible ajuste que vive el pueblo en general.

No obstante, los cuatro funcionarios del Gobierno Nacional que conforman el Consejo de Administración cobran $5.000.000 cada uno, por mes.

Para comparar aún más: un trabajador del área de farmacia (con 11 años de antigüedad y trabando 8 horas diarias) cobra un poco más de $700.000. Bastante injusto ¿no?

El Garrahan atiende a lxs niñxs con los cuadros de salud más graves del país y, además, realiza el 50% de todos los trasplantes de la Argentina.

Es tal su alto nivel que, asimismo, recibe a niños y niñas cuyos padres tienen obras sociales a las cuales el hospital, luego, les cobra como corresponde generando, así, dinero extra al aportado por el Estado Nacional. Sin embargo, hace unas semanas el Consejo de Administración decidió otorgar por única vez un bono de $500.000 a cada trabajador de ese mismo fondo que autogenera el propio Hospital Garrahan. O sea, no era un gasto para el Estado ¿Acaso eso no lo sabían en LLA?

Ahora bien, como sí todo esto fuera poco el Secretario de Salud, Lugones, decidió echar a los cuatro funcionarios anteriores y nombrar a otros que, de igual manera, cobrarán esos $5.000.000 cada uno y uno de ellos es (ni más ni menos que) un primo de Carlos Menem con diversas denuncias por el manejo de fondos en el mismo Garrahan.

Y frente a tamaño panorama oscuro, donde el objetivo es destruir los salarios de lxs trabajadores y  limitar los insumos, no es de extrañar que muchos trabajadores calificados decidan irse al sistema privado o al exterior. Algo bastante lógico sí su propio país les pone tantos obstáculos y les cierra puertas.

¿Por qué MILEI quiere destruir lo que funciona y lo que es admirado en Argentina y fuera de ella?

¿Cómo se explica esto?


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