A pocos días de conocerse un fallo histórico de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) mediante el cual declaró la responsabilidad internacional de Argentina por la violación de distintos derechos de 132 comunidades indígenas de Salta, la integrante de la comunidad Wichi Octorina Zamora contó en entrevista con FM La Barriada la lucha que cotidianamente deben dar por el reconocimiento de sus derechos.
“Es una vergüenza que un organismo internacional condene a esta República y ponga de manifiesto la falta de atención y de cumplimiento de derechos de los pueblos indígenas”, opinó Octorina Zamora.
Asimismo, explicó que la lucha por los territorios conocidos como “lotes fiscales 14 y 55”, a los cuales hace referencia el fallo de la CIDH, comenzó en 1992 cuando desde el primer partido político indígena “decidieron ponerse al hombro el reclamo” y exigir al Estado “el territorio que les corresponde milenaria y ancestralmente”.
Por otra parte, señaló que aunque durante este tiempo “se metieron organizaciones no gubernamentales que se beneficiaron con esta lucha relegándolos a ellos que fueron los primeros en reclamar”, hoy tienen el resultado, más allá de que estén o no quienes la impulsaron.
En este sentido, la integrante Wichi expresó su “alegría por saber que en algún momento tendrán que hablar seriamente y entregar a los hermanos los territorios que les corresponden”.
“Se han renovado las formas de buscar nuestra extinción”
Independientemente del fallo de la CIDH, Octorina Zamora denunció el rol del Estado que a lo largo de los años y de distintas formas ha vulnerado los derechos de las comunidades indígenas.
“Está a la vista la cantidad de muertos por hambre que hubo este verano”, apuntó y resaltó que “desde la creación de la República siempre hubo una declaración de guerra de diferentes formas”.
“La planificación para la desaparición de nuestros pueblos de parte del Estado fue muy cruel”, advirtió y señaló que se van renovando las formas de buscar su extinción, dentro de las cuales “las más nefastas son el hambre y el asistencialismo”.
“Nos han acostumbrado mediante las Iglesias (ya sean cristianas o evangelistas) y los sistemas educativos a que nos consideremos seres inferiores a los que nos tienen que dar la comida en la boca”, denunció.
No obstante, celebró que haya “gente que se rebela ante el sistema” y que desde 1992 hasta la actualidad hayan surgido muchas voces y acciones para “mostrar la hipocresía del Estado cuando habla de justicia social”.
“Nuestras voces tienen que salir de la clandestinidad”, opinó y destacó que a través de los medios están generando diferentes maneras de luchar por los reclamos que, en definitiva, son siempre los mismos: territorio, justicia, trabajo, alimento y educación.
Al respecto, expresó su “dolor por no haber tenido acceso a una educación institucional porque lamentablemente este sistema lo exige” y siente que a veces es necesaria, por lo que impulsa que los jóvenes estudien y tengan la oportunidad de hacer una carrera universitaria.
En este sentido, manifestó su agradecimiento al pueblo y al gobierno cubano y al comandante Fidel Castro por convidarles “un poquito de su revolución”, debido a que los primeros Wichi médicos profesionales fueron becados y formados en la isla de Cuba.
Por otra parte, resaltó su preocupación frente al accionar de las fuerzas de seguridad.
“Si desconocemos nuestros derechos, corremos peligro constantemente”, alertó y señaló que vio cómo en el último tiempo “la policía va avanzando en contra del pueblo”.
“Vemos innumerables acciones en contra del pueblo. Al final, ellos a los que les hacen tanta propaganda de que nos protegen, nos están queriendo matar prácticamente. Están sacando toda su sangre asesina en contra del pueblo, no para protegerlo”, advirtió.
Para escuchar la entrevista completa, hacé click aquí.
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