El 30 de enero cuando en Florencio Varela era feriado debido a un nuevo aniversario de su fundación, Josué y Paloma, dos jóvenes novios, vivían sus últimas horas sin saberlo. Días más tarde sus cuerpos brutalmente golpeados aparecieron en un predio históricamente abandonados de Bosques.
Los primeros 13 días la investigación estuvo a cargo del fiscal Hernán Bustos Rivas quien renunció, varios días después en un hecho escandaloso denunció al abogado de la familia de Josué, el Dr. Carlos Dieguez. A partir de la escandalosa renuncia del fiscal Bustos Rivas se hizo cargo de la pobre investigación el fiscal Darío Provisionatto.
Desde que los cuerpos aparecieron asesinados las hipótesis fueron diversas, pero la policía bonaerense impulsó que el doble homicidio había sucedido en ocasión de robo y tenían identificados a los dos responsables.
Esa teoría fue rápidamente aceptada por el expolicía bonaerense y fiscal Hernán Bustos Rivas y dirigió la investigación a dos personas con mucho deterioro por el consumo, pero a los días se supo que uno de los sindicados por la bonaerense al momento del doble homicidio estaba internado. Solo quedó un sospechoso que como única prueba tendría una cámara que lo capta corriendo.
Pero ¿de dónde surge esta hipótesis de que dos jóvenes del barrio eran los responsables? Surge de un diálogo que habría tenido con una vecina el abogado y expolicía Edy García donde la misma le habría dado la información precisa y él la aportó a la justicia.
Llamativamente el Dr. Osorio, el padre de Paloma y el abogado Edy García, que nadie entiende que rol cumple en la causa, insisten en la detención del sindicado. Si tal como sostienen el doble homicidio sucedió para tapar un robo y eran dos o más personas que «definen como marginales y con problemas de consumo» ¿cómo fueron capaces de idear un plan donde los celulares desaparecen, las cámaras no los toman, no hay testigos que los vean saliendo del lugar con numerosas manchas de sangre? ¿Pueden personas afectadas por el consumo y con niveles de deterioro idear un plan para huir sin hasta ahora dejar rastros?
En el entorno de la familia de Josué no creen en esta hipótesis porque sostienen que al que quieren detener es un perejil.
Se descartó que el doble homicidio estuviera motivado por un intento de abuso sexual o por hechos que involucraran personalmente a Paloma o Josué. También los vecinos del barrio sostienen que de ninguna manera creen que el hecho se haya originado por las conductas de la familia de Josué, gozan de estima y respeto.
Las miradas se centran en el padre de Paloma y su entorno, las voces de sus propios vecinos y vecinas muestran una enorme desconfianza hacia él, quien en los ‘90 se desempeñaba como pseudo periodista y con una cercana relación con la policía bonaerense.
El día de la desaparición de Paloma y Josué cuando ambas familias estaban en la Comisaría 4ta varios testigos cuentan que Omar, el padre de Paloma, ingresaba a las oficinas de la dependencia con llamativa confianza mientras la familia de Josué esperaba ser atendida.
El fiscal Darío Provisionatto no descarta ninguna hipótesis, escucha a las partes y también desarrolla su propia mirada de los hechos e impulsa medidas.
Se recolectaron más de 200 muestras de ADN del lugar y se trabaja sobre las antenas de telefonía de la zona, la cada vez más fina investigación demuestra que no puede ser obra de «jóvenes marginales» como sostiene la policía bonaerense.
Mientras tanto como en otras causas desfilan testigos que ante las cámaras afirman conocer detalles de los hechos y ante el fiscal desconocen lo dicho, numerosas cámaras no funcionan, se plantan testimonios de dudosa credibilidad y aparecen familiares que cuentan duras historias, pero todos son citados y escuchados.
Es una investigación difícil donde la recolección de pruebas es una tarea muy compleja para ser obra de marginales, quizás estemos ante una venganza y la respuesta esté dentro de la familia de Paloma y su entorno.
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