“El agronegocio está destruyendo el planeta”

El próximo lunes se publicará en el sitio de Biodiversidad en América Latina y el Caribe el libro “Atlas del agronegocio transgénico en el Cono Sur, Monocultivos, resistencias y propuestas de los pueblos”, el cual consiste en un análisis del impacto del modelo transgénico y cuya descarga será gratuita.

Este libro, que está compuesto por 22 capítulos, fue editado por la ONG Acción por la Biodiversidad y tiene como objetivo convertirse en una herramienta para quienes resisten en los territorios.

“Es una recopilación y una investigación de todas las consecuencias que ha tenido la introducción de la soja transgénica en Argentina en 1996 y a partir de allí su paso a Brasil, Uruguay, Paraguay y Bolivia, hasta llegar a ocupar hoy casi 60 millones de hectáreas de soja y maíz transgénico en todos nuestros territorios”, explicó en entrevista con FM La Barriada Carlos Vicente, militante ecologista y miembro de Acción por la Biodiversidad y del grupo GRAIN.

“Es algo extremadamente grave que ha tenido consecuencias dramáticas”, observó, exponiendo que se trata de un “experimento global que se inició en los años 90”, con la creación de semillas transgénicas mediante la introducción de un gen a la semilla de soja que le otorgó resistencia al glifosato.

“Los transgénicos no existen como tales en la naturaleza. La transgénesis se hace por una técnica de ingeniería genética, que es un trabajo de laboratorio”, apuntó, recalcando que previo a éste procedimiento “si a la soja se le aplicaba glifosato, se moría porque es un herbicida que mata a las plantas”.

“Le introdujeron este gen de resistencia al glifosato e hicieron que se pudiera sembrar la soja, aplicando glifosato y matando todo alrededor, de forma que solamente creciera la soja”, señaló.

Esta circunstancia, según expresó Vicente, implicó “convertir una técnica agrícola en una práctica industrial” -al sembrar semillas, fumigar y a los 6 meses cosechar soja- que provoca “consecuencias devastadoras en los lugares en los que se aplica”.

“Lo que el agronegocio ha demostrado es que está destruyendo el planeta”, denunció, indicando que en Argentina hay aproximadamente 20 de millones de hectáreas de soja que se han cosechado en los últimos meses.

“Ésto ha tenido consecuencias en los suelos, en el agua y en los bosques de toda la región. En los últimos años se han desforestado en todo el Cono Sur más de dos millones de hectáreas de bosque por año producto del avance de esta frontera agrícola”, remarcó.

“Desde GRAIN hemos hecho estudios donde demostramos que el sistema agroalimentario industrial es responsable de por lo menos el 50 por ciento de la emisión de gases efecto invernadero que están produciendo la crisis climática”, expuso Vicente, resaltando que la destrucción de la biodiversidad en todo el planeta a causa de la frontera agrícola “es dramática”.

“Estos factores mas la criá industrial de animales hacinados son lo que ha llevado a la pandemia del Coronavirus”, advirtió.

“Sabemos que la pandemia está vinculada a la crisis socioambiental y que, si no paramos esta máquina de destruir, no va a ser la última”, alertó.

Frente a esta situación, aseguró que la agroecología “no es sólo una alternativa, sino que es el único camino por el que podemos seguir”. En este sentido, manifestó que se trata de una práctica realizada por millones de campesinos y productores familiares en el mundo, sobre la cual se ha corroborado que funciona, produce alimentos saludables y respeta a los ecosistemas y no utiliza agrotóxicos.

Además, refirió que en el libro también se abordan las resistencias y las respuestas que ha habido de parte de organizaciones campesinas, pueblos fumigados y agricultores familiares que le han dicho “NO” al modelo del agronegocio.

“No sólo nos interesa mostrar el desastre, sino también las resistencias y las propuestas que vienen de la mano de cada una”, destacó.

“Sabemos que hay alternativas y son el camino que debemos tomar”, afirmó. “Revertir este proceso es un gran desafió, y lo que necesitamos es construir un poder popular que permita cuestionar el sometimiento de los Estados al poder de las corporaciones, para plantear que hay otra forma de hacer las cosas”, declaró.

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