¿Cómo creés que se sentiría enterarte que tus padres no son tus padres? Si supieras que todo lo que creías saber sobre vos y tu familia es una mentira ¿Y si además de haberte mentido esas personas no te adoptaron, sino que te robaron? ¿Y si además fueron cómplices o responsables de la muerte de tus verdaderos padres? ¿Cómo se sentirá que tu nieto o tu hermana esté creciendo con un genocida? ¿O que los abuelos de tu hijo no sean realmente sus abuelos? ¿O enterarte que tu vecina robó a la niña que creció jugando con vos en la plaza? Muchas personas, vecinos y vecinas nuestras, saben muy bien qué se siente
Durante la última dictadura cívico militar de nuestro país, entre los múltiples delitos cometidos por el gobierno de facto existió la apropiación de bebés.
En el período de 1975 a 1980 además de imponer políticas económicas que iban contra el pueblo, censurar manifestaciones artísticas, perseguir a luchadores y luchadoras populares, secuestrar y torturar personas, robar bienes y propiedades; el gobierno robaba bebés que podían haber sido secuestrades junto con su familia o podían haber nacido en cautiverio dentro de los centros clandestinos de detención en los que estaban sus madres.
Los y las bebés arrancadas así de su familia biológica con el argumento de resguardarlos de una crianza “subversiva” tuvieron diferentes destinos. Algunes fueron apropiades por integrantes de las fuerzas de seguridad quienes los criaron como propios sin revelarles jamás su verdadera identidad, y otres fueron dados en adopción a través de distintas instituciones, generalmente vinculadas a la iglesia, por lo que fueron adoptades de buena fe por familias que desconocían su origen.
La cifra de niños y niñas apropiadas en dictadura ascendió a 500. Hasta el año 2023 han restituido su identidad 137 personas gracias al trabajo incansable de Abuelas de Plaza de Mayo quienes en 1977 iniciaron el largo camino de búsqueda de sus nietos y nietas, y al que luego se integraría el Equipo Argentino de Antropología Forense.
Nuestra ciudad, al igual que el resto del país, sufrió estos mismos crímenes contando con casi 100 personas detenidas desaparecidas y al menos 5 casos registrados de niñes apropiades: familia Reggiardo-Tolosa, Altamiranda-Taranto, Iula- Schand y Rodríguez-Gerelli.
María Rosa Ana Tolosa fue secuestrada el 8 de febrero de 1977 en la vía pública, embarazada de seis meses; mientras su suegra Antonia Oldani Ronzzio de Reggiardo era detenida en su domicilio en Florencio Varela. Su compañero, Juan Enrique Reggiardo, fue secuestrado al día siguiente en su lugar de trabajo, en Lanús. Fueron vistos en el centro clandestino “La Cacha” y, posiblemente, hayan pasado por “Pozo de Arana”. María Rosa fue traslada a la Cárcel de Olmos donde el 27 de abril de 1977 dio a luz a sus mellizos quienes fueron entregados a sus apropiadores el 16 de mayo de ese año. El Subcomisario Samuel Miara y su esposa los inscribieron como propios con esa fecha de nacimiento y con su apellido: Gonzalo y Matías Miara. Con tan solo 10 años y estando en Paraguay con sus apropiadores los mellizos se enteran de la verdad y comienza entonces el proceso de restitución de su identidad que culminará en 1993 luego de pedidos de extradición y análisis de ADN, iniciando una nueva etapa en la vida de los jóvenes que debieron asimilar la siniestra historia detrás de sus nombres, el cual hoy es Gonzalo y Matías Reggiardo Tolosa. María Rosa continúa desaparecida, los restos de Antonia fueron identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense en 2011 y los de Enrique en 2012.
Rosa Luján Taranto fue secuestrada en su casa en Florencio Varela el 13 de mayo de 1977, embarazada de siete meses, junto con su pareja, Horacio Antonio Altamiranda, y su hermana Adriana quien fue liberada a las pocas horas. Ambos fueron vistos en el centro clandestino “El Vesubio”. Al mes siguiente, Rosa fue llevada a dar a luz al Hospital Militar de Campo de Mayo, donde se le practicó una cesárea. Tras el parto, fue devuelta al Vesubio y allí le relató a otra detenida que había tenido una niña que no le entregaron y a quien llamó María Luján. El Movimiento Familiar Cristiano, se encargó de entregarla en adopción a los tres meses de vida recibiendo el nombre de María Belén.
María Belén siempre supo que era adoptada y en 2005 inició la búsqueda de su identidad en Córdoba con la sospecha de ser hija de desaparecidos, el viernes 29 de junio de 2007 El Banco Nacional de Datos Genéticos informó al juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal de la Capital Federal Nº1 que la joven pertenece al grupo familiar Altamiranda Taranto. Belén se encontró con su familia biológica y hoy es la titular de la filial Córdoba de Abuela de Plaza de Mayo. Sus padres continúan desaparecidos.
Silvia Raquel Schand y Ángel Alberto Iula fueron secuestrades el 26 de mayo de 1978, ella embarazada de tres meses. Permanecieron detenides en el centro clandestino “El Banco”.
Ambos militaban en el Partido Comunista Marxista Leninista (PCML). Pensaban llamar Julián a su bebé si era varón. La pareja y el/la niño/a que debió nacer en cautiverio continúan desaparecidos.
Mirta Teresa Gerelli y Carlos Esteban Rodríguez fueron secuestrades a comienzos de 1977 en Quilmes, en la vía pública, aunque en distintos operativos. Permanecieron en los centros clandestinos “Pozo de Quilmes” y “Pozo de Banfield” y en mayo de 1978 Mirta estaba embarazada de un mes.
Militaba en la columna sur de la organización Montoneros. La pareja y el/la niño/a que debió nacer en cautiverio siguen desaparecidos.
Los mellizos Reggiardo Tolosa fueron los nietos recuperados N°44 y 45 y María Belén Altamiranda Taranto la nieta recuperada N°88, luego de complejos procesos al fin pudieron reconstruir su verdadera historia decidiendo cómo continuar con sus vidas teniendo información fehaciente sobre quiénes eran las personas a su alrededor, a la vez que se hizo justicia por los delitos cometidos.
Aún resta hallar a los/as hijos/as de las familias Iula-Schand y Rodríguez-Gerelli y otras 365 personas que podrían haber nacido en cualquier lugar del país y hoy estar viviendo entre nosotres. Para aportar a estas búsquedas podés acercarte a Abuelas de Plaza de Mayo (https://www.abuelas.org.ar/) si sospechas que podés ser hijo/a de desaparecides o alguien conocido/a puede serlo, también podés colaborar con la difusión de las campañas de Abuelas o aportar económicamente a su lucha, nuestra lucha.
Detrás de esos nombres hay familias, abuelas y abuelos que buscaron y buscan a sus hijos/as y sus nietos/as, hermanos y hermanas que crecieron con la ausencia de sus padres y la incertidumbre del destino de ese nuevo integrante que no llegaron a conocer, hay también una ciudad herida en la que faltan personas y otras permanecen viviendo en una farsa, en la que convivimos con criminales que fueron capaces de robarles todo a quienes representaban un peligro para sus intereses.
Nuestra identidad es nuestro nombre, nuestra familia, nuestro lugar de origen y de pertenencia. Saber quién sos es saber quiénes somos. Si una sola persona tiene su historia desvirtuada, todes tenemos nuestra historia trastocada. Si a una sola persona le robaron su identidad, todes tenemos dudas sobre nuestra identidad.
Esas historias no son solo historias familiares, son la historia de la sociedad de la que somos parte y frente a la cual debemos decidir si será una sociedad marcada por la impunidad y la injusticia o la construiremos sobre las bases sólidas de la Memoria, la Verdad y la Justicia.
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