La ciudad de Florencio Varela sufre un constante deterioro ambiental y eso no es casualidad, sino que es producto de los negociados que durante décadas se vienen sucediendo sin que paguen los responsables.
Para analizar por qué el deterioro del medio ambiente está vinculado a los negociados del poder político y mafias diversas tomaremos cuatro temas: tosqueras, hornos de ladrillos, loteos ilegales y recolección de residuos.
En medio del calor reinante desde la subsecretaría de medio ambiente colonizada por el pereyrismo a través de Beatriz Domingorena se impulsa que no hay que bañarse en las tosqueras y se carga la culpa en quienes se meten a esos lugares. Pero ¿quién llenó Florencio Varela de trampas mortales?
Las primeras tosqueras, como La Brea de Don José, la tosquera de San Nicolás, la tosquera de Amondarain frente al Museo Hudson; son previas a la vuelta a la democracia en 1983.
Pero si miramos lo sucedido sobre todo a partir de la llegada de Julio Pereyra en 1992 la cuidad se llenó de tosqueras ilegales, la más notoria la tosquera de Scarpatto en Villa Hudson donde más de 20 jóvenes perdieron la vida, pero podemos sumar las tosqueras generadas por “Chicho” Basile en Av. Montovani, en Barrio Paraná o frente a Tronquitos 2.
Para entender el delirio, a fines de los ‘90 un concejal del PJ ligado a los negocios ilegales de los hornos de ladrillos llamados Luly Ghio pretendió que le permitan hacer una tosquera a una empresa y a cambio en el pozo de agua sembrarían pejerreyes y harían una confitería giratoria, el delirio fue demasiado.
Las tosqueras ilegales permitidas por Julio Pereyra no pagaron impuestos, contaminaron las napas de agua y fueron trampas mortales para más de decenas de jóvenes.
Los responsables como Julio Pereyra y sus diferentes secretarios de gobierno, Luis Genoud, Carlos Kunkel y Andrés Watson, jamás fueron investigados por el incumplimiento de los deberes públicos.
Otro ejemplo, es el desmonte ilegal de la tierra negra para ser utilizada en la fabricación de ladrillos y en algunos casos también tosca, lo que dejó decenas de bañados y pequeñas tosqueras en villa San Luis de la mano de Quagliata y Scarpatto, dos amigos del poder, y el rol del misterioso y oscuro empresario Aurelio Dolce «el Portugués» que se hizo millonario, pero no se puede explicar solamente por sus hornos de ladrillos que destruyeron cientos de hectáreas en los límites con Almirante Brown y Presidente Perón.
Otro elemento central es la recolección de la basura en manos de la Cooperativa “31 de mayo”, una fachada para el millonario negocio de “Chicho” Basile que mantiene gran parte de la ciudad sin recolección de residuos, pero cobra cada cuadra como recolectada mientras se acumulan los basurales que el municipio debe limpiar ¿nadie da cuenta del negociado?
Por último, tenemos los 136 loteos ilegales que se realizaron sin ningún control en áreas rurales dañando zonas productivas y generando caos urbanístico y, en muchos casos, se realizan en las tierras devastadas por los hornos de ladrillos.
En Florencio Varela se decidió evitar con eficacia las tomas de tierras, pero los millonarios negocios inmobiliarios nunca fueron frenados, lo que diferencia una toma de tierras de un loteo ilegal son los millones que genera.
Tosqueras, hornos de ladrillos, loteos ilegales y negociados con la recolección de residuos en manos de “Chicho” Basile, Scarpatto, Quagliata, Aurelio Dolce, Alejandro Bacca e inmobiliarias truchas generan la destrucción del medio ambiente.
Desde 1992 avanza el deterioro creciente y los responsables son Julio Pereyra, Carlos Kunkel, Graciela Gianettassio, “Chicho” Basile y Andrés Watson por solo nombrar a los que tuvieron mayores responsabilidades de gobierno, todos fueron o ineficaces o cómplices a cambio de dinero espurio.
Miles de familias estafadas en loteos ilegales, niños muertos en las tosqueras, la basura inundando los barrios, cientos de hectáreas productivas transformadas en bañados, y los responsables pretenden echarle la culpa a la población mientras hablan de un futuro que ellos mismos destruyen.
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