Desde 1992 cuando Julio Pereyra llegó a la intendencia se pusieron en marcha prácticas “políticas” que destruyeron partidos políticos, sociedades de fomento, clubes infantiles, cooperadoras escolares y todo espacio que pudiera ser autónomo. Las consecuencias son enormes.
En 1992, luego de un golpe palaciego contra Julio Carpinetti, llega a la intendencia de Florencio Varela Julio Pereyra de la mano de Luis Genoud y Graciela Gianettassio empieza a desarrollarse un poder político cuya forma de sostenerse es el no tolerar ninguna disidencia, interna ni externa, es el “copen todo”.
Esa idea de copar todo empezó de adentro hacia afuera. De esta manera, el PJ local (que hasta ese momento tenía una cierta diversidad interna) va a transitar una depuración: van a ser perseguidxs todxs lxs sospechadxs de adherir a Julio Carpinetti y quienes no eran claramente pereyristas.
Esa inicial desconfianza de Julio Pereyra se fue transformando en una paranoia dónde decenas de empleados municipales fueron perseguidos por el solo hecho de estar sospechados de poca lealtad al intendente. La lealtad exigida se fue transformando en sometimiento y los funcionarios que se habían caracterizado por su capacidad y formación política fueron expulsados de sus cargos.
La militancia del PJ local, lentamente fue sometida a la lógica de “solo se crece si se obedece” por lo que ya no era necesario formarse o construir espacios políticos de debate y formación, solo había que aceptar el destrato en silencio.
Cuando Pereyra logró disciplinar el aparato político interno y la estructura municipal, avanzó sobre las organizaciones libres y autónomas del pueblo ya sean clubes de barrios, sociedades de fomento u organizaciones.
Las sociedades de fomento que no fueran obedientes fueron reemplazadas por quienes sí lo eran, sin importar si hacian un buen trabajo en el barrio. Esa estrategia terminó con las sociedades de fomento en manos de punteros, en general empleados municipales que solo las usan como locales partidarios o para beneficio personal o familiar; igual suerte corrieron las cooperadoras escolares con complicidad de muchxs directivos.
Los clubes infantiles representan un espacio vital para los pibes de nuestros barrios pero también fueron víctimas de este sistema de “copemos todo”: la mayoría de los clubes hoy transitan una crisis económica en manos de punteros variopintos y mantienen un área de relaciones con la comunidad que trabaja para alinear a los clubes al aparato político.
¿Y los partidos de la oposición? también fueron copados. La forma de cooptación de los partidos políticos opositores fue a cambio de contratos municipales, financiamiento de campañas y cargos para los concejales opositores cuando terminaban cuatro años de mandato , el sistema iba cerrando perfectamente.
Para poder cerrar el círculo y no dejar ningún espacio autónomo había que infiltrarse en las nuevas instituciones: la justicia y la universidad. En la primera, la tarea estuvo a cargo de Luis Genoud que construyó una justicia adicta, salvo excepciones, que no pusiera en riesgo al poder político que año a año saqueaba la ciudad. La construcción de un gobierno universitario obediente al poder político recayó en Carlos Kunkel quien cumplió el objetivo y logró que la UNAJ, en su conducción, sea un bastión oficialista.
El maltrato como lógica, el sometimiento político, el disciplinamiento en los empleos, la violencia contra las mujeres, la compra de voluntades, los negocios para un puñado de amigos y la protección judicial logro que durante años ese sistema permitiera el control del territorio… pero nada es para siempre.
La falta de formación de los militantes, la ocupación de cargos municipales con funcionarios mediocres pero obedientes, la falta de oposición política, la creciente desconfianza de Julio Pereyra sobre su entorno y el miedo a que cualquier conflicto desatará el incendio transformó a las instituciones municipales, judiciales y educativas de la sociedad civil en lugares donde lo único que vale es la obediencia.
La gestión municipal, en una decadencia sin fin, dónde un puñado se hacen millonarios sin causa demostrable, el narcomenudeo creciente, negocios ilegales por doquier que siempre tienen detrás un recaudador ligado al poder fueron generando un creciente rechazo.
En los últimos años la condena al concejal Daniel Zisuela por liderar una red de trata dejó al descubierto la participación de funcionarios estatales, dirigentes gremiales, sociales y empresarios. Ante esta situación, el sistema de poder poder político que incluye al municipio, juntos y libertarios siguieron como si nada sucediera.
Miles de familias estafadas con loteos ilegales sin luz ni agua a la vista del gobierno municipal y de los concejales opositores tuvo como respuesta un silencio abrumado .
Por último la desaparición de LucasEscalante y el asesinato de Lautaro Morello con policías y civiles presos (incluyendo al Comisario Mayor Centurión) solo tuvo como respuesta el silencio oficialista y opositor.
Los espacios en las listas electorales opositoras se fueron llenando de empleados municipales, ex funcionarios de Pereyra, militantes que durante años fueron laderos de dirigentes siniestros, socios económicos de Pereyra. Otra vez la misma historia: el pueblo debía elegir el menú del poder de siempre .
Habían copado todo, las listas estaban plagadas de amigos o empleados, la suma del poder estaba asegurada pero sucedió lo que nadie esperaba; de los 372 ..411 ciudadanos que podían votar en las elecciones de agosto 2023, más del 50 % decidió no votar o hacerlo en blanco, era el escenario impensado pero sucedió.
Ellos coparon todos y cada uno de los espacios físicos e ideológicos de Florencio Varela, pero no pudieron lograr que con los cientos de conflictos que esta ciudad vive hace décadas, la población se mantenga con la cabeza baja. Por el contrario, generaron un repudio generalizado y cientos de nuevos espacios organizados y autónomos.
Están dadas las condiciones para que los que fueron por todo, en un tiempo cercano pierdan todo.
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