Ya avanzada la democracia en Florencio Varela algunos civiles seguían trabajando de lo único que podían hacer, espiar e infiltrarse entre militantes sociales.
En nuestro distrito se ha destacado la actuación de civiles durante la dictadura cívico militar haciendo inteligencia o directamente participando de los secuestros de vecinos y vecinas. Muchos de ellos lejos de recibir la condena que se merecen, continuaron con acciones similares durante la vuelta de la democracia y hasta nuestros días.
Vamos a presentar a cuatro civiles que en democracia seguían espiando, en algunos casos siendo custodios de personajes de la política, ellos son Horacio “el Águila” López, Francisco Benzi, Eugenio “el Polaco” Cipolat y Gustavo Val. En este grupo también se podría incluir a Carlitos de quien tenemos una imagen, pero no datos personales.
Horacio “el Águila” López y Carlitos en los ‘90 eran visitantes diarios de la Radio FM Juventud propiedad de Hugo Alaniz, quienes fueron alguna vez seguramente se los cruzaron.
Horacio y Carlitos eran viejos amigos desde la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) de la dictadura, ambos se decían peronistas y en tiempos de menemismo recalaron en el Consejo Nacional de Inteligencia (CNI).
En las imágenes ambos están en la puerta del municipio mientras se realizaba un acampe por el derecho a la tierra en 2014.
Ese día Carlitos se encontraba sobre Chacabuco y 25 de mayo leyendo un diario y “el Águila” en la puerta del municipio donde luego ingresó, Carlitos ya cansado de leer decidió mirar y escuchar con detalle sentado en la puerta del museo.
En 1996 Horacio “el Águila” López en un confuso hecho baleó a otro vecino varelense y agente de inteligencia de la policía federal llamado Francisco Benzi quien tuvo una larga historia como espía hasta que decidió ser un fascista públicamente declarado.
Benzi se infiltró en las luchas del Frigorífico El Cóndor en Avellaneda y en el Partido Intransigente (PI) en los comienzos de la democracia, fue parte de la ruptura de un pequeño grupo que se fue del PI para conformar el Partido Intransigente Revolucionario que no tuvo demasiada existencia.
En 1999 aparece en la escena pública como miembro de un partido político llamado Cambio 99 junto al ex médico policial Jorge Antonio Berges condenado por apropiación de niños en la dictadura.
Luego tuvo fugaces apariciones por conflictos vecinales donde ejerció violencia contra vecinos y donde también denunció ser víctima de atentados nunca comprobados en el barrio San Juan de nuestra ciudad.
Otro exponente de los espías locales fue Gustavo Val quien estaba en las diferentes protestas locales de pelo largo, sandalias y diciendo ser artesano, hasta que en un allanamiento de la estación de servicio de La Capilla por venta de nafta adulterada apareció en los noticieros con chaleco de la policía y una itaka en su mano, según lo corroboró el Ministro de Seguridad Arslanian era un agente de inteligencia de la policía bonaerense.
Por último, Eugenio “el Polaco” Cipolat, un ex miembro del Batallón de Inteligencia 601 del Ejército que recaló en nuestra ciudad para ser un hombre de confianza del Intendente Julio Alberto Carpinetti, quienes llevan años militando en el peronismo recuerdan que era la sombra del ex intendente.
Las épocas fueron cambiando y en los últimos tiempos “el Polaco” se transformó en un hombre de confianza de Dario Daquino actual Secretario General del Sindicato Municipal de nuestra ciudad, un personaje de flexibles principios éticos ya que a la vez realiza homenajes a compañeros y compañeras municipales víctimas de la dictadura comparte espacios con cómplices de la dictadura.
Cuatro civiles con carrera en distintas agencias de inteligencia durante la más salvaje dictadura de nuestro país que continuaron activos en democracia con claros vínculos con el poder local.
Nuestra ciudad a diferencia de otras tuvo dos intendentes como Julio Carpinetti y Julio Pereyra que sostuvieron y sostienen negocios y alianzas políticas con personajes que tienen que dar explicaciones sobre sus conductas en dictadura y democracia.
Nuestra ciudad, donde ex agentes de inteligencia frecuentan a funcionarios municipales, donde personajes como el juez Luis Genoud denunciado en los Juicios por la Verdad y Graciela Giannetasio subsecretaria de gobierno de Florencio Varela durante la gestión de Carpinetti junto al secuestrador Francisco Basile son parte del Consejo Social de la Universidad Nacional Arturo Jauretche, donde Basile es proveedor municipal y celebra su cumpleaños con Julio Pereyra, donde la Dirección de Derechos Humanos homenajea a víctimas de la dictadura pero nada dicen de todos estos personajes que se mantienen activos hasta hoy con impunidad y las manos manchadas de sangre por acción o por omisión.
En este punto de la historia ya no se puede hablar de desconocimiento ni de casualidades. La decisión deliberada de abrir las puertas y construir este entramado de complicidades en el que los negocios y la política avanzan sin importar avasallar derechos, incluso el derecho a la vida, está a la vista.
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