En nuestra ciudad, como en todo el país, un enorme voto castigo permitió una gran “ola violeta” que (como nunca) permitió la llegada a espacios de poder de los marginales del sistema político.
Los marginales son aquellos que deambulan por estructuras partidarias sin lograr ocupar cargos debido a su escasa representación o poca capacidad, a esos insignificantes se suman personas que nunca participaron de la política y se presumen “buenos”.
Entonces, ¿por qué la mezcla de marginales de escasa representación y capacidad (unidos con personas que desconocen el funcionamiento mínimo del Estado) debería generar un proceso político de cambio?
Las explicaciones son una combinación de irracionalidad con incoherencia plasmada en apreciaciones del tipo: “probemos con otros”, “estos no son conocidos”, “capaz que tenemos suerte”, entre otras. Todas justificaciones que solo pueden terminar en frustración.
Está claro que Florencio Varela, desde la llegada de Julio Pereyra a la intendencia en 1992 hasta hoy, es gobernada con y por una trama mafiosa conservadora que se ha enriquecido y ha sometido a nuestra ciudad a una decadencia nunca antes vista. Sin embargo, ¿acaso puede ser la solución un grupo de personajes irrelevantes sin la minúscula idea del funcionamiento de las instituciones?
No debería sorprender que sí este conjunto de pseudopolíticos no tiene conocimiento del ejercicio estatal, solo repite un puñado de tonterías como vagas ideas que nada explican y, además, habla de honestidad y transparencia cuando su presencia en la política es apenas periférica; solo seremos testigos de que tampoco son ejemplo de ni siquiera lo que predican ni de lo que se jactan y que el nefasto final de todo esto se vislumbra claramente.
¡Veamos!:
En toda la campaña repitieron un cúmulo de frases que fueron dichas de tal modo que no irritaran al “jefe de la trama mafiosa” Julio César Pereyra. Por ejemplo: “En Varela aumentó la inseguridad”,decían, pero ni una sola palabra emitían acerca del asesinato de Lautaro Morello, la desaparición de Lucas Escalante ni de los jefes policiales involucrados y presos. Solo se encargaron de los únicos cinco temas que repitieron durante meses.
Así, el cansancio de la población que representó el voto castigo les permitió que asumieran, el 10 de diciembre, tres concejales que expresan claramente la ya mencionada marginalidad de la política, el desconocimiento absoluto del sistema institucional y la falta de principios éticos. Y a todo este paquete podemos sumar a otro fiel exponente de este “tipo de ‘políticos’ ”: Nicolás Scrocchi, el candidato a intendente que fue una muestra de la nada misma.
Desde la asunción de Javier Milei el país vive una situación político- económica compleja y alarmante que impacta de manera brutal en la mayoría de la población del país y de esto no escapa, por supuesto, nuestro partido varelense en donde lxs vecinxs padecen las consecuencias pero no así los de “la casta que conforma la mafia conservadora que maneja el poder local”. Pobreza en aumento, falta de luz, falta de agua, crecimiento del narcomenudeo y la desaparición de los Concejales “Libertarios” (y su candidato a intendente) de cualquier lugar donde la gente sufre; son sobrados indicios de lo padecido por los varelenses.
Ahora bien, ¿se podía esperar otra cosa de Nicolás Scrocchi que en las elecciones del 2021 fue candidato a concejal con Francisco “Chicho” Basile y con los años fingió demencia y pregonaba honestidad y valores éticos?
¿Era posible pretender algo distinto de Ezequiel “Chamuyo” Taborda, un marginal vinculado a lo peor del Partido Justicialista que “soñaba que el condenado por trata de personas y explotación sexual, Daniel Zisuela, fuera intendente”?
¿Y acaso la “libertaria” Marlene Cantó, a quién no se le conoce ni la voz y mucho menos una idea pero si está claro que es pareja de Diego Giménez (concejal de “Juntos” investigado en la causa “Zisuela 2” y denunciado por una familiar por abuso sexual), iba a poder aportar a la lucha contra las tramas mafiosas?
Por otro lado, de Diego Vallejos (un vecino que no tiene ninguna experiencia política ni participa de ninguna lucha contra los entramados mafiosos que nos gobiernan y que durante toda la campaña su expresión más acertada fue “yo armé este equipo”): ¿qué se puede esperar?. Ese “equipo” que “armó” muestra, de manera muy clara, que no tiene idea de nada y que no nos convence de que sea honesto y transparente.
Para terminar recordemos, que en medio de un verano cargado de problemas, el concejal “Chamuyo” Taborda apenasrealizó una pequeña juntada de alimentos y ropa pero, a su vez, pidió en las redes sociales que lo ayuden a pensar “qué se debería hacer con las sociedades de fomento copadas por punteros del PJ”. ¡Y listo!. No pidamos más, ahí termina su “acción pública” en casi tres meses de conflictividad social.
Empero, tenemos que “destacar” que en algo son coherentes los concejales “Libertarios” y es en que hace unos meses se sienten admiradores de Julio Argentino Roca pero en toda la campaña, ni en todo este período, emitieron una sola opinión sobre Julio Pereyra, Andrés Watson ni las mafias que azotan a la ciudad .
Todo indica que (como el 85% de los concejales opositores desde 1992 a la fecha) están haciendo mérito para que cuando terminen sus cuatro años de mandato el poder político los designe en la estructura municipal. De esa forma, optando de nuevo por el período de “fingir demencia”, se vuelvan a “sentir peronistas” y les cueste acordarse quién era Javier Milei.
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