A 32 años del asesinato de Agustín Ramírez, “un militante de la vida”

Hoy se cumplen 32 años de la muerte del militante social y barrial Agustín Ramírez, asesinado el 5 de junio de 1988 en la localidad de Solano de Quilmes.

“Agustín nos duele cada día, cada minuto, por su asesinato que aún no tiene justicia”, expresó, en entrevista con FM La Barriada, Pablo Vommaro, docente e investigador del Instituto Gino Germani.

“Fue un crimen intencionado y buscado”, apuntó, señalando que el asesinato de Agustín Ramírez se dio en un contexto donde la juventud era “fuertemente criminalizada” por Fuerzas de Seguridad que aún en democracia operaban con métodos de tortura y represión y “presunciones de impunidad”.

“Luego de 14 años de democracia, la policía seguía espiando a militantes populares. Esto se vio con el descubrimiento casual y fortuito de los archivos de la Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (DIPBA)”, planteó.

Al respecto, indicó que la DIPBA tenía una sección sobre Agustín Ramirez, lo cual “muestra que la policía bonaerense lo espiaba” y se comprueba que su asesinato no fue “un crimen casual”, sino consecuencia de una “búsqueda y persecución”.

“Agustín era un militante integral, que mostró un compromiso y una articulación con un entramado comunitario. Eso fue lo que molestó, porque no era un militante de slogan fácil de convencer o quebrar”, señaló.

“Era un militante de la vida, como hay pocos”, aseguró, explicando que Agustín inició su militancia más fuerte en el último año de la dictadura, luego de formarse en un ámbito de participación con su madre, sus hermanos, y vecinos en una “forma de resistencia cotidiana y barrial”.

En este sentido, remarcó que la formación de Agustín fue en un “entramado de organización comunitaria” caracterizado por distintas formas de resistencia a nivel barrial, laboral, fabril, comunitario, que comenzaron a hacer frente a los últimos años de la dictadura militar, que aunque fuera “genocida y siniestra”, se había debilitado.

“La época de fines de la dictadura militar y los primeros de la restauración democrática fueron muy importantes para la participación, el activismo y la militancia juvenil”, indicó.

“Fue un momento formativo, bisagra, configurador de formas políticas, sociales, de participación y militancia que tuvieron una gran perduración en los años de democracia y se hicieron visibles en los 90”, manifestó.

Al respecto, observó que a nivel barrial y comunitario “aún en el peor de los escenarios genocidas” había personas y grupos que seguían resistiendo.

“Es una época muy interesante pero poco analizada desde este punto de vista”, comentó.

Para escuchar la entrevisa completa, hacé click aquí.


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