Los días previos al 26 de junio del 2002 estuvieron marcados por la creciente protesta social y una importante actividad de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE).
El 26 de junio el despliegue de las fuerzas de seguridad federales como gendarmería, prefectura y la policía federal más la policía provincial tenían la misión de impedir que la movilización llegara al Puente Pueyrredón y algunos sostienen que también incluía una represión que disciplinara las protestas.
Las cuestiones operativas estaban en manos de dos personajes oscuros del Partido Justicialista de la Provincia de Buenos Aires, el Ministro de Seguridad de la Nación Juan José Álvarez quien había integrado el Batallón de Inteligencia 601 en la dictadura y el Ministro de Seguridad de la provincia Luis Esteban Genoud; juez, ex oficial de policía quien es acusado y denunciado en los Juicios por la Verdad por entregar a sus compañeres a la dictadura cívico eclesiástica empresarial militar y, además integró una comisión municipal creada por el intendente de facto Hamilton. Que el operativo de (in)seguridad estuviera en manos de personajes de estas características generaba más incertidumbre y dudas.
Los responsables políticos se completaban con el presidente Eduardo Duhalde, el gobernador Felipe Solá, el secretario general de la presidencia Aníbal Fernández, el jefe de gabinete del presidente Alfredo Atanasoff, el número dos de la SIDE Oscar Rodríguez y el jefe de la SIDE Carlos Soria, salvo este último todos conocían perfectamente el conurbano desde hacía décadas.
¿Podían un grupo de experimentados políticos del conurbano bonaerense que además tenían en muchos casos vínculos con las tramas más oscuras del territorio repentinamente perder el control de la policía bonaerense y que estos por su cuenta desatarán enormes niveles de violencia? ¿O se pensó una represión que ponga límite al creciente conflicto social y lo discipline?
El 26 de junio del 2002 se desató la violencia de modo brutal y dos jóvenes líderes del movimiento piquetero fueron asesinados, Darío Santillán de 21 años y Maximiliano Kosteki de 22 años, además de decenas de heridos.
La investigación a cargo de la justicia de la provincia de Buenos Aires determinó que los responsables fueron un grupo de miembros de la Policía Bonaerense y fueron condenados a prisión perpetua el comisario Alfredo Fanchiotti quien tenía estrecho vínculo con Luis Genoud siendo ambos de Florencio Varela, Alejandro Acosta, el comisario Félix Vega y el principal Carlos Quevedo. Otros tuvieron condenadas menores, el principal Mario de la Fuente a cuatro años, el oficial Gastón Sierra a tres años y el cabo Lorenzo Colman a dos años.
Dentro de los investigados estaba también el comisario de la Policía Bonaerense Mario Mijin quien también era varelense y de estrecho vínculo con Genoud, pero además estaba investigado por los secuestros y torturas durante la dictadura militar en la Comisaría 5ta de La Plata donde lo apodaban “el Verdugo”. El “Verdugo” Mijin eligió suicidarse ante el avance de las investigaciones por su rol en la dictadura y la Masacre de Avellaneda.
La investigación judicial iniciada por la madre de Maxi Kosteki para determinar la responsabilidad política de los funcionarios bonaerenses terminó archivada y el ministro de seguridad, luego de renunciar, fue designado miembro de la Corte Suprema de Justicia de la Provincia de Buenos Aires, un premio luego de la masacre.
A 22 años de la Masacre de Avellaneda los responsables políticos siguen impunes y solo dos de los policías condenados, Alfredo Fanchiotti y Alejandro Acosta, continúan privados de la libertad.
Familiares, amigues y compañeres de Darío y Maxi, junto con distintos organismos y organizaciones continúan su lucha por el esclarecimiento de los hechos y la condena efectiva para todos los responsables.
Quizás todavía estemos a tiempo de que la justicia sea justa y la condena alcance a todos los responsables de uno de los hechos más sangrientos ocurridos en democracia en nuestro país.
Quizás la justicia aún pueda actuar como guardiana de nuestros derechos y correr del escenario político a quienes tanto en dictadura como en democracia no dudaron en levantar la mano contra el pueblo en el intento de someterlo a políticas de hambre y miseria.
Darío y Maxi ¡Presentes!
Juicio y castigo a todos los responsables de la Masacre de Avellaneda
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