En la década de los ’90, mientras el país avanzaba hacia el abismo fruto de las políticas económicas neoliberales del menemismo, un grupo de compañeras y compañeros acompañamos a 400 familias en su lucha por el acceso a la tierra.
En el querido bajo de Villa Argentina se formó el barrio y nació el primer centro comunitario de la red: “El Colectivo de la Esperanza”. Allí, orgullosamente, empezó este sueño grande y comunitario.
En ese camino transitado en estos 30 años escoltamos las luchas de nuestros barrios y apostamos a construir comunidades dónde el derecho al hábitat, los derechos de los pibes y pibas, de las mujeres, de los migrantes y de las víctimas de la violencia institucional fueron (y son) ejes de nuestras acciones y luchas diarias.
Además, en la misma línea de trabajo, siempre creímos que pensar nuestra democracia es entender las rupturas y continuidades de la última dictadura cívico- eclesiástica- militar, por eso acompañamos a las familias de las víctimas de ese período atroz, en su búsqueda de memoria, verdad y justicia.
Lamentablemente, en este mismo período, en nuestra ciudad se conformaron y consolidaron tejidos mafiosos con la llegada de Julio César Pereyra al poder y, también, decidimos enfrentarlas corriendo los riesgos propios de posicionarnos en contra de entramados mafiosos y corruptos. A pesar de ello, no dudamos un segundo en plantear, asimismo; esta pelea y lo hicimos sin traicionar jamás nuestros principios.
Luego de 3 décadas, la red ha crecido y está integrada por (nada más ni nada menos) que 37 organizaciones comunitarias en Florencio Varela, Quilmes, Lomas de Zamora, Esteban Echeverria y con un hermoso proceso, actualmente encaminado, en Mar del Plata.
Son 30 años de lucha, organización y coherencia en la defensa de los Derechos Humanos (del pasado y del presente) de la mano de las víctimas del sistema de poder inoperante e impune que se incrustó en nuestra ciudad.
Hoy somos cientos y cientas que no se entregan ni pactan y que, todos los días, elegimos estar del lado de los más vulnerables, de los y las que nos necesitan no siendo nunca parte del banquete para unos pocos: el de los poderosos.
Y en este trayecto comunitario que crece día a día es menester no dejar de recordar a quiénes, aunque ya no están físicamente con nosotros y nosotras, llevamos en el corazón: Norberto Bertasio, Carmen Quiroga, María Inés Herrera y Gustavo Macías. Ellos/ as nos seguirán acompañando en cada lucha y nos continuarán dando fuerzas para nunca bajar los brazos ni dar un paso atrás: ¡ese es nuestro lema!.
Con las mismas convicciones de siempre, y con el mayor compromiso colectivo, seguiremos exigiendo justicia por los pibes ahogados en la tosquera de Hudson, por las víctimas de la red de trata organizada por Daniel Zisuela y por Lautaro Morello y Lucas Escalante, entre otras tantas víctimas de las mafias vinculadas a la política y a la policía local y provincial.
¡Nunca nos rendimos, nunca nos vendimos, nunca nos compraron porque nuestros ideales no tienen precio!.
¡Felices 30 años queridas compañeras y compañeros, ni un paso atrás en la lucha por construir un mundo donde quepan todos los mundos!.
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